El Profesor Lauro de Oliveira Lima falleció el 29 de enero de 2013. Nosotros, familia, amigos, colaboradores y admiradores, continuaremos a publicar en este blog material extraído de su vasta obra, para que su mensaje pueda alcanzar a más y más personas y, quién sabe, elevar a la Educación a un nivel de excelencia y resultados efectivos en pro de nuestros niños y adolescentes.

Por una educación a través de la inteligencia y abierta para todos los posibles…

lunes, 4 de septiembre de 2017

Finalmente, ¿qué es educar? 2º parte

Temas Piagetianos
AO LIVRO TÉCNICO S.A
Indústria e Comércio
Río de Janeiro – RJ / 1984
Finalmente, ¿qué es educar? 2º parte

         ¿Por qué los profesores no entienden esa tarea tan tradicional, que comenzó en la prehistoria? ¿Qué sociedad suicida pagaría a profesores para destruir sus propios valores, ritos, costumbres, religión, ideología? Muchos profesores fueron perseguidos, por ejemplo, porque enseñaban la «evolución de los seres vivos» de un extranjero llamado Darwin, antes que la tribu resolviera aceptar esta doctrina «subversiva». ¡Y algunos se admiran de que de tiempos en tiempos, sea necesario expurgar profesores del cuerpo docente para eliminar aquellos que se desviaron de las doctrinas tribales y adoptaron creencias exóticas!
         Realmente: si hay dos doctrinas, ¡es la mía o es la otra! ¿Por qué mi hijo tendrá que aprender la doctrina del vecino y no la mía? Si creo que Machado de Assis fue el mayor escritor de Brasil, ¡¿por qué voy a permitir que un profesor le enseñe que fue José de Alencar, Euclides da Cunha, Jorge Amado?! Esto sucede en el vestibular, quien no concuerda con la opinión pública de la tribu... no entra en el reino de los cielos, o sea, en la universidad (para eso existe el catecismo).
         Para que se mantenga la unidad de la tribu es necesario vigilar si algún profesor no está desagregando a la juventud (fue por corromper a la juventud que o aerópago, una asamblea de literatos, magistrados y sabios de Atenas, obligó a Sócrates a beber cicuta, lección que debería ser, insistentemente, recordada en las facultades de formación de profesores). Hoy, hay una corriente solicitando que se permita que los maestros enseñen doctrinas contrarias a las tradiciones de las tribus (escuela contestadora, universidad crítica, escuela salvaje, etc.). Pero, ¿quién va a pagarle a esos contestadores? ¿Las autoridades y las clases dominantes? ¡Sería mucho pedirles... pedirles que pagasen su propia destrucción! Esos contestadores son, absolutamente, idénticos a los profesores iniciadores, solo que la iniciación que predican es otra... Solo habría una forma de conciliar las cosas, dejar que las nuevas generaciones, comparando las dos doctrinas (la iniciática y la contestadora) escogiesen, libremente, la que prefieren. Educar es desarrollar la capacidad de escoger.

Febrero, 1979

Finalmente, ¿qué es educar? 1º parte

Temas Piagetianos
AO LIVRO TÉCNICO S.A
Indústria e Comércio
Río de Janeiro – RJ / 1984
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Finalmente, ¿qué es educar? 1º parte
Educar: ¿dopar, doctrinar, inculcar o desarrollar la capacidad de escoger, de optar, de reelaborar? Finalmente, ¿cuál es la mejor doctrina, la suya o la mía? Sócrates no doctrinaba: proponía (como Descartes) la duda metódica. No pido permiso para doctrinar: pido que se le dé al joven el poder de escoger.
         En las sociedades antiguas (en Roma, por ejemplo y entre nuestros indígenas) el diploma de término del curso se denominaba «iniciación». El diccionario «Aurélio» define así la palabra «iniciación»: «Etimol. Ceremonia, proceso o serie de procesos correspondientes a las diversas clases de edad, con que los jóvenes son iniciados en los ritos, en las técnicas y tradiciones de la tribu, y así preparados para la admisión en la sociedad adulta». En el mundo moderno, el proceso iniciático se denomina «sistema escolar» y la ceremonia final se denomina «graduación». La antigua «iniciación», la realizaban los sacerdotes, magistrados y en las tribus, el payé (hechicero). Hoy, los «iniciadores» se llaman «profesores», o sea, aquellos que profesan, (propagan, profesan). Raro es el profesor que tiene nítida conciencia de esta función. Piensan que enseñan matemática, inglés, física, y educación física...
         Eso se debe a que los profesores perdieron el sentido histórico de su profesión cuando se crearon las materias Moral y Civismo y de OSPB (Organización Social y Política do Brasil). Cuando los profesores fracasan se crean cargos nuevos para suplir sus deficiencias; orientador educacional, supervisor, director escolar, inspector, técnico de educación, etc. La sociedad confía que los maestros encargados de enseñar los ritos, técnicas (profesionalización), tradiciones e ideología de la tribu (de los adultos que dirigen la sociedad) desempeñen leal y espontáneamente, la función que se les atribuyó y por la cual fueron pagados a peso de oro (profesores mal remunerados pueden sabotear la tarea que se les confió). Hay profesores desleales que, pagados para iniciar a los jóvenes en la «mentalidad colectiva» de la tribu (ver Durkheim), comienzan a incentivar que los jóvenes no crean en los ritos, proverbios, tradiciones, slogans, organización social de los adultos que están pagando por su trabajo (sociedad adulta)... ¡Más aún, si son dados de baja o perseguidos, se consideran víctimas de injusticia! Como se ve, esos profesores desconocen, totalmente, la finalidad de su función o son saboteadores escientes de la estabilidad histórica de la tribu (de la sociedad adulta o del orden constituido). Hay una especie de profesor aún más peligroso, que no cobra, rigurosamente, de los adultos (de los iniciados) la demostración (pruebas y exámenes) de que están preparados para entrar en el cuerpo social adulto. El verdadero maestro es riguroso y reprueba, sin piedad, a todos aquellos que no asimilan las tradiciones de la tribu. Por ese motivo son necesarias pruebas y exámenes sucesivos, con la apoteosis final del vestibular, (examen de ingreso a la universidad) donde se escogen los futuros sacerdotes, guerreros, científicos, economistas, profesores, etc.  de la tribu (a través del curso universitario)…

Febrero, 1979 (continúa)

miércoles, 18 de enero de 2017

Entrevista Jean Piaget - 4a parte - fim

Reportaje a Jean Piaget
Revista Primera Plana
28 de enero de 1969
Un aporte de Héctor Álvarez

4a parte - fim

¿Qué es la inteligencia? ¿Cómo se desarrolla en el niño? ¿Está vinculada al nivel social? Nadie mejor cualificado para responder estas preguntas que el suizo Jean Piaget, 72 anos1, célebre en el mundo entero por sus trabajos sobre el tema. La revista L'Express, asociada a Primera Plana, entrevistó al científico. Fue una excelente oportunidad para conocer sus opiniones sobre puntos claves como el psicoanálisis o el significado final de su actividad como investigador. Doctorado en ciencias, apasionado por la epistemología y la lógica, su vocación por detectar los puntos clave que acompañan la aventura del conocimiento humano lo convirtieron en un «psicólogo» de relevante influencia sobre esa disciplina. A sus admiradores les gusta recordar que a los 10 años publicó un artículo sobre cierta clase de golondrina albina que asombró a los especialistas; que antes de cumplir los 15 años, sus artículos sobre moluscos eran conocidos en toda Europa. Más apasionante resulta sumergirse en su obra comenzando por la trilogía que forman: El nacimiento de la inteligencia (1936), La construcción de lo real (1937) y la Formación del símbolo (1945). Seguida por un abrumador reguero de libros, conferencias y por su tarea docente en La Sorbona y la Facultad de Ciencias de Ginebra.
Y si se toma una sola piedrita, ¿estamos agregando algo?
Por supuesto, una sola piedrita es la idea de unidad. La unidad puede tener dos sentidos: la unidad lógica que es la identidad, o la unidad aritmética que es la equivalencia con otras unidades. Los desafío a encontrar un conocimiento que sea extraído exclusivamente del objeto.
El ejemplo de las piedritas es exactamente el de las matemáticas modernas. Los chicos descubren por ellos mismos las correspondencias, descubren, de cierto modo la teoría de los conjuntos sin que se les imponga nada.
Claro, y todo eso está más cerca del niño que las matemáticas clásicas.
Y aquí estamos muy cerca, también, de la topología.
Por supuesto.
¿Cómo la definiría usted?
Las relaciones de clase desde el punto de vista lógico, relaciones entre clases o entre individuos, pueden reposar ya sea sobre semejanzas y diferencias (entonces tenemos la lógica de las clases o de las relaciones), o bien sobre las vecindades, conjuntos, figuras, etc., lo que justamente es el aspecto geométrico y topológico.
Y estas vecindades, ¿corresponden a algo profundo dentro de nosotros? ¿Cómo hace el recién nacido para descubrir el mundo circundante?
El mundo, para él es ante todo un conjunto de cuadros perceptivos en movimiento. En ese caso, las relaciones de vecindad juegan un papel importante en la proximidad perceptiva.
Cuando el bebé ve asomarse un rostro sobre la cuna, ¿qué pasa, para él es sólo una sombra?
Absolutamente, no. Lo percibe más o menos como nosotros. El problema central es saber qué pasa cuando deja de verlo, ya que no tiene medios para evocarlo, no posee todavía la función semiótica y no ha construido el espacio. Por consecuencia, el rostro que se asoma sobre su cuna no es localizable ni evocable desde el momento en que desaparece de su vista. La hipótesis más simple es suponer que se trata, para él, de una especie de cuadro que cuando desaparece es absorbido en otros cuadros que pueden reaparecer. El bebé tiene un procedimiento muy eficaz para hacerlo reaparecer: grita fuerte durante mucho tiempo. Seguramente reaparecerá.
¿Cómo se construye, a partir de esa etapa, el mundo de los objetos?
Por un proceso de coordinación y desplazamiento de posiciones, que se organizan en un grupo matemático, a medida que la construcción del espacio se hace más precisa y en que el objeto, ya localizable puede continuar existiendo, incluso cuando deja de ser percibido. Hay una correlación estrecha entre la permanencia del objeto y la construcción de los grupos.
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¿Le interesa el psicoanálisis?
Sí, pero lo que le falta es el control (científico). No pienso que ya sea una ciencia. Todavía los psicoanalistas se agrupan en capillas. En cada una de ellas los investigadores tienen su propia verdad. Los científicos buscan una verdad común, en tanto que en psicología la primera reacción es tratar de contradecirse los psicoanalistas se refieren a una verdad que debe, más o menos, estar de acuerdo con los escritos de Freud; me parece muy opresor.
¿Usted piensa que el psicoanálisis se puede convertir en una ciencia?
A medida en que haya más herejes, por supuesto.
En su experiencia con chicos, ¿usted pudo observar el subconsciente?
Fíjense que esta pregunta siempre me sorprende: se piensa que el subconsciente sería en esencia algo específicamente afectivo. En mi terreno, el de la inteligencia, las tres cuartas partes de lo que estudio son cosas inconscientes desde el punto de vista del sujeto… La conciencia, en el plano de la inteligencia, es el resultado de una toma de conciencia muy parcial y, a menudo, deformante con respecto a las estructuras subyacentes, que sólo se van descubriendo después de varias confrontaciones.
Usted me pregunta si yo me topé con el subconsciente. Claro, en el terreno afectivo, lo encontré en el juego simbólico, donde aparece bajo una forma bien freudiana. Me acuerdo de un juego de mis hijos que decían que su papá estaba muerto, o había sido enviado a un lugar muy lejano o algo parecido...
¿Jugar al papá y la mamá es un juego simbólico?
Todo juego que representa una cosa por medio de objetos o gestos diferentes es un juego simbólico. Se presentan complejos afectivos que se manifiestan a cada momento. El juego simbólico sirve, en especial, para liquidar esos conflictos. Si, por ejemplo, surge un conflicto con los padres a la hora de la comida, es casi seguro que luego lo reproduce en un juego con la muñeca o con sus amiguitos. La niña tiene a menudo una pedagogía mejor que sus padres, les explica a sus muñecas lo que deben hacer. O si no, como el niño no hace cuestión de dignidad, da la razón a sus padres a través de ese mecanismo simbólico: lo que un momento antes, cuando lo retaron, no podía admitir.
¿La estructura del juego simbólico es, entonces, una estructura importante del psiquismo humano?
Claro que sí, si fuera psicólogo me hubiera ocupado del asunto de un modo continuo.
¿Si usted fuera psicólogo?
Sí, soy epistemólogo, mi campo es el del conocimiento.
¿Usted piensa que sus trabajos son conciliables con el freudismo?
Bueno, muchos freudianos intentan demostrarlo y me parece bastante justo. Pero todo depende de a qué se alude con freudismo. Los psicoanalistas perdieron con David Rapaport un hombre que, según creo era su mejor teórico. Murió hace algunos años, cuando apenas tenía alrededor de cuarenta. Rapaport hizo un hermoso trabajo sobre la noción freudiana de la carga afectiva. Era un físico de formación, antes de ser psicoanalista, y veía una analogía estrecha entre la catarsis freudiana y mis ideas sobre la asimilación.
Pienso que, en grandes líneas, el acuerdo es posible, pero hay siempre un momento en que el psicoanalista comienza a contarnos historias con mucha seguridad cuando lo que queremos son las pruebas de lo que se dice.
Dicho de otro modo, el psicoanálisis tiene que constituirse todavía como ciencia.
A mi juicio, en buena medida, sí. Pero les costará más que a nosotros. Fíjense que yo pasé por un psicoanálisis didáctico para saber cómo era. Me pareció muy interesante.
¿Y usted salió cambiado de esta experiencia?
He tenido la impresión de que para un hombre normal es muy útil, pero en los casos patológicos puede ser peligroso.
Una última pregunta: ¿Le gustan los chicos?

Sí, evidentemente. ¡Además sigo siendo bastante infantil!

martes, 3 de enero de 2017

Entrevista Jean Piaget - 3a. parte

Reportaje a Jean Piaget
Revista Primera Plana
28 de enero de 1969
Un aporte de Héctor Álvarez

3a. parte

¿Qué es la inteligencia? ¿Cómo se desarrolla en el niño? ¿Está vinculada al nivel social? Nadie mejor cualificado para responder estas preguntas que el suizo Jean Piaget, 72 anos1, célebre en el mundo entero por sus trabajos sobre el tema. La revista L'Express, asociada a Primera Plana, entrevistó al científico. Fue una excelente oportunidad para conocer sus opiniones sobre puntos claves como el psicoanálisis o el significado final de su actividad como investigador. Doctorado en ciencias, apasionado por la epistemología y la lógica, su vocación por detectar los puntos clave que acompañan la aventura del conocimiento humano lo convirtieron en un «psicólogo» de relevante influencia sobre esa disciplina. A sus admiradores les gusta recordar que a los 10 años publicó un artículo sobre cierta clase de golondrina albina que asombró a los especialistas; que antes de cumplir los 15 años, sus artículos sobre moluscos eran conocidos en toda Europa. Más apasionante resulta sumergirse en su obra comenzando por la trilogía que forman: El nacimiento de la inteligencia (1936), La construcción de lo real (1937) y la Formación del símbolo (1945). Seguida por un abrumador reguero de libros, conferencias y por su tarea docente en La Sorbona y la Facultad de Ciencias de Ginebra.
¿Los chimpancés, también?
¿La función semiótica? Están en la frontera. Lo que sorprende, sobre todo es la experiencia de los traga-monedas automáticos, los llamados «chimpomats». Se adiestra a un chimpancé para que coloque fichas en una máquina que expele bananas u otras frutas. Después se le dan fichas sin que él esté en presencia de la máquina. El chimpancé las guarda cuidadosamente. Si se le dan fichas falsas, muy grandes o muy pequeñas, se enoja y las descarta. Esa es la primera fase de la experiencia.
En seguida, se lo pone en presencia de un camarada hambriento. Los chimpancés son muy generosos, se prestan y se pasan la comida. El primer chimpancé pasa las fichas a su compañero, quien habiendo sido entrenado para su uso, las recibe con reconocimiento.
Pero si el primer chimpancé le da fichas falsas las rechaza y se las tira por la cabeza. Es el esbozo de una función semiótica. La ficha es un tipo de dinero con distinción de monedas falsas y genuinas. Yo dudo de que un bebé llegue hasta ese punto antes de los dos años.
Lo que usted dice sobre los diferentes estadios de desarrollo de la inteligencia provoca, sin duda, un cierto número de consecuencias en el plano pedagógico. ¿Existe actualmente una correlación entre sus trabajos y la pedagogía, tal como existe, por ejemplo, en Francia o en Suiza?
No soy pedagogo y seré prudente en mis respuestas. Pero tomemos el ejemplo de las matemáticas modernas que hoy se enseñan muy temprano. Hay dos cosas muy diferentes para distinguir. Está el método que se utiliza para enseñar de manera tradicional, es decir verbal. Ese método lleva al desastre.
O bien, se pueden enseñar partiendo de las actividades y descubrimientos de los chicos. Entonces, el resultado es excelente, ya que las investigaciones que pude hacer sobre las estructuras lógico-matemáticas muestran que hay un profundo lazo entre las estructuras de las matemáticas modernas y las estructuras espontáneas de la inteligencia infantil. Cada vez que se enseña algo a un chico sin hacerlo participar, se impide que lo descubra solo. Es el fracaso.
En resumen, usted cuestiona todo nuestro sistema de enseñanza.
Por supuesto.
Dejar que los chicos descubran solos las cosas, ¿qué quiere decir concretamente?
No abandonarlos del todo, se les puede guiar. El papel del maestro es encontrar los dispositivos que permitan que los chicos avancen. La adquisición o el descubrimiento que se hace personalmente son mucho mejores. Pero sobre todo, ¿cuál es el fin de la escuela? ¿Es el de formar creadores, innovadores?, o por el contrario, ¿formar individuos que repetirán lo que aprendieron las generaciones precedentes?
No se puede buscar si no se saben ciertas cosas.
Sí, pero aprenderlas en función de una búsqueda es muy diferente que aprenderlas sin ningún contexto.
¿Cree usted que la divulgación actual de la psicología permite que los padres asuman mejor su papel o, al contrario, eso los ha confundido de tal modo que no saben muy bien qué hacer?
Las dos cosas. La pedagogía es uno de esos raros oficios donde todos se creen competentes, eso es muy peligroso.
¿Cómo habría que hacer, entonces?
Por ejemplo, formando maestros. Cuando se quiere enseñar, pienso que es infinitamente útil haber hecho un poco de investigación psicológica. Siempre admiré la sabiduría de Édouard Claparède cuando decía; «Habría que darles a todos los futuros maestros de escuela —y también a los padres— cursos de psicología animal con trabajos prácticos, investigación, adiestramiento, etc. Porque cuando el entrenamiento de un animal fracasa, el entrenador piensa siempre que es por su culpa; en cambio, cuando la educación de un niño fracasa, es siempre culpa del niño». No es a los chicos a los que se les debe dar palmadas sino a los padres.
¿Y cuáles son las faltas que cometen?
A mi modo de ver, en primer lugar está el exceso de autoridad, no deseado en sí mismo, sino provocado por la ignorancia de todo el trabajo espontáneo que se lleva a cabo en el espíritu del niño. Sobre el plano intelectual, esa ignorancia es asombrosa. La conservación y la no-conservación de que hablaba hace un momento, causaron estupor entre los pedagogos. Al principio, no creían en nada de lo que se les decía. Después no podían entender cómo no se habían dado cuenta antes. Sin embargo, hubiera sido suficiente mirar más de cerca a los chicos en vez de asfixiarlos con conferencias.
¿Usted cree que puede haber extralimitaciones en la autoridad?
Hay que reducirla al mínimo y establecer lo más pronto posible relaciones de reciprocidad, afectiva e intelectual.
Al reducir la autoridad se llega quizás a...
Se llega a la comprensión en lugar de la imposición. No imponer reglas antes de que ellas sean comprensibles y hacerlas comprender a partir de la experiencia del chico, he aquí el objetivo.
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Usted ha consagrado un volumen al nacimiento de la moralidad en los niños. ¿Cómo se desarrolla el sentimiento moral? ¿Cuáles son sus fases?
La moral de los pequeños es, ante todo, una moral de la sumisión. El bien es lo que está conforme con las normas impuestas por el adulto; el mal es lo que transgrede la norma, y a menudo se lo entiende del modo más literal. Es decir, que una mentira es juzgada más reprobable cuanto más se aleja de la realidad, cuanto más increíble resulta.
Desde los siete años, como promedio, aparece la moral de la reciprocidad en los chicos, que habitualmente se ejerce a expensas del adulto y que genera, en particular, la idea de justicia, frente a una injusticia sufrida; se trata, pues, de una moral de la autonomía, en correlación estricta con el desarrollo intelectual del chico.
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¿Le parece que la tarea más importante de la psicología sería mejorar a los hombres?
Si es una posibilidad, por supuesto. Quizá la más importante. Ustedes me confunden porque no es esa la tarea a la cual me he dedicado. Creo que la investigación tiene preminencia sobre la aplicación.
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Volvamos a su especialidad científica. Cuarenta años de psicología infantil le han permitido comprender mejor ciertos problemas epistemológicos relativos a la teoría del conocimiento. ¿En qué, por ejemplo?
El problema de la epistemología es, esencialmente, el de las relaciones entre el sujeto del conocimiento y el objeto que conoce. El empirismo, por ejemplo, pone el acento sobre el objeto y sostiene la idea de que el conocimiento es una copia del objeto. Yo quise verificar experimentalmente, si todo conocimiento deriva de la experiencia: utilicé los métodos del empirismo para comprobar si el empirismo tenía razón. Pero llegué a la conclusión de que un conocimiento no es simplemente el registro, la huella dejada por el objeto sobre el sujeto, es decir, una copia.
Siempre que vemos formarse un conocimiento, comprobamos una actividad del sujeto que le agrega algo al objeto. El estudio empírico del conocimiento contradice al empirismo. La experiencia supone siempre un contexto lógico-matemático que no está dado por la experiencia.
¿Qué agrega el sujeto?
El sujeto agrega coordinaciones, establece relaciones (correspondencias).
¿Podría explicar lo que eso significa?
Tomemos un ejemplo de lógica-matemática. Un chico que pone en fila piedritas mientras cuenta hasta diez, yendo de izquierda a derecha. Luego las cuenta en el otro sentido y para su sorpresa descubre que de nuevo son 10. Entonces las dispone en círculo, cuenta, y siguen siendo diez.
La experiencia acaba de enseñarle que la suma es independiente del orden. Ni la suma ni el orden están contenidos en las piedritas. Las piedritas no están ordenadas, es el chico quien lo ha hecho: el orden se agrega por la acción del sujeto, el objeto está enriquecido por una estructura que permite comprenderlo.
Del mismo modo pasa con la suma. Las piedritas estaban ahí, pero no eran diez antes de que se las pusiera en correspondencia con los nombres de los números.
El número diez no es una característica de las piedritas. Es una relación de correspondencia entre múltiples conjuntos. Todo eso supone una actividad del sujeto, no es la mera fotografía de las piedritas que podría haberle dado esos datos.

Continua…

lunes, 19 de diciembre de 2016

Entrevista Jean Piaget - 2a. Parte

Revista Primera Plana
28 de enero de 1969
Un aporte de Héctor Álvarez

2a. Parte

¿Qué es la inteligencia? ¿Cómo se desarrolla en el niño? ¿Está vinculada al nivel social? Nadie mejor cualificado para responder estas preguntas que el suizo Jean Piaget, 72 anos1, célebre en el mundo entero por sus trabajos sobre el tema. La revista L'Express, asociada a Primera Plana, entrevistó al científico. Fue una excelente oportunidad para conocer sus opiniones sobre puntos claves como el psicoanálisis o el significado final de su actividad como investigador. Doctorado en ciencias, apasionado por la epistemología y la lógica, su vocación por detectar los puntos clave que acompañan la aventura del conocimiento humano lo convirtieron en un «psicólogo» de relevante influencia sobre esa disciplina. A sus admiradores les gusta recordar que a los 10 años publicó un artículo sobre cierta clase de golondrina albina que asombró a los especialistas; que antes de cumplir los 15 años, sus artículos sobre moluscos eran conocidos en toda Europa. Más apasionante resulta sumergirse en su obra comenzando por la trilogía que forman: El nacimiento de la inteligencia (1936), La construcción de lo real (1937) y la Formación del símbolo (1945). Seguida por un abrumador reguero de libros, conferencias y por su tarea docente en La Sorbona y la Facultad de Ciencias de Ginebra.
Usted ha experimentado mucho con sus propios hijos. Se tiene la sensación, a través de sus libros, que ellos desempeñaron un papel importante en sus trabajos. ¿Eso no los ha vuelto un poco raros?
Mi hijo varón fue mi tercer chico y sobre él hice la mayoría de las experiencias. Cuando entró en la universidad, sus camaradas se sorprendieron al ver entrar a un tipo completamente normal.
¿Cómo se realizaron esas experiencias? En aquella época usted todavía estaba en Neuchâtel, disponía de medios muy simples...
Siempre fue así. Es necesario partir de la observación y, cuando se descubre un hecho interesante, hay que reproducir la situación haciendo variar los factores. Ahí comienza la experimentación. El método se hace sobre la marcha. Lo percibí claramente.
Hay quienes miran y no ven nada.
Es necesario plantearse los problemas, claro. Por mi parte, soy más epistemólogo que psicólogo.
¿Podría definir la epistemología?
Es la teoría del conocimiento; esencialmente, del conocimiento científico. Plantea problemas como saber si la ciencia es posible, cómo el conocimiento es posible.
Entonces, usted no ha estudiado a los chicos por ellos mismos sino para saber en qué medida ese estudio podría ayudarlo a resolver el problema que le interesaba.
Yo era biólogo y, por otra parte, me apasionaba la epistemología. Lo ideal habría sido estudiar al hombre en su desarrollo histórico, y en ese sentido lo más importante era el hombre prehistórico, pero sobre este no se sabe nada desde el punto de vista psicológico.
¿No hay ningún estudio sobre el hombre primitivo?
Sobre el verdadero primitivo, es decir sobre el hombre prehistórico, no, por supuesto. Y el pretendido hombre primitivo actual está demasiado alejado del verdadero primitivo.
¿Por qué?
Porque está socializado desde hace siglos y las presiones sociales son tan fuertes que exige un esfuerzo mucho mayor disociar lo psicológico de lo social y lo individual de lo colectivo, en el primitivo que en los niños.
¿Usted cree que los chicos están más cerca de las fuentes que lo que se llama hombres primitivos?
Estoy convencido.
¿Por qué? El chico está sometido desde el principio a las presiones sociales.
Lo dudo. Por su inteligencia está liberado a sí mismo, ya que no imita sino aquello que comprende. A partir del momento en que habla, está sometido a todo tipo de presiones, es cierto, pero nosotros pudimos establecer que ellas no son tan determinantes como podría parecer, porque antes deben ser asimiladas. Y para ser asimiladas, exigen instrumentos de asimilación: tales son los instrumentos que nosotros estudiamos.
Las dos nociones de asimilación y acomodación son muy importantes para usted. ¿Podría precisar de qué se trata?
Es muy simple. Un organismo se nutre absorbiendo sustancias, transforma esas sustancias, las integra en si dándoles su estructura. Un conejo que come repollo no se convierte en repollo. Transforma el repollo en conejo. Del mismo modo, el conocimiento no es una copia sino una integración en una estructura. Eso es la asimilación.
¿Y la acomodación?
En cada situación nueva, los esquemas de asimilación deben ser modificados en función de la situación exterior. Para el bebé que aprende a agarrar lo que ve, todo lo que ve se convierte en un «objeto para agarrar», en lugar de ser un «objeto para mirar». Pero, si el objeto es grande, debe hacer movimientos diferentes de los que hace para apoderarse de un objeto pequeño. Es la acomodación. Del mismo modo, una teoría general que sirve de asimilación al pensamiento de un sabio debe ser acomodada de acuerdo con los casos particulares.


Lo que a usted le interesa, en suma, es el estudio de los mecanismos mentales y no la utilización de la psicología como medio de acción sobre los individuos.
Existe la ciencia aplicada y la investigación básica. En psicología, la aplicación es necesaria, pero lamentablemente estamos obligados a hacer aplicaciones antes de conocer los resultados de las investigaciones básicas, como en medicina, por ejemplo. La aplicación supone un conocimiento exacto de los mecanismos mentales, y como la aplicación es urgente, se ha ido adelante en muchos casos antes de conocer tales mecanismos. Se han establecido tests de inteligencia, mucho antes de saber qué era la inteligencia.
Usted parece tener una actitud hostil en relación a los tests.
Hostil no, porque en general son útiles, pero el test nunca da más que la medida de la performance, es decir, la resultante de lo que el individuo hace en un momento dado para resolver una situación determinada, cuando lo importante es saber, como decimos nosotros, qué es «lo que hay en el vientre», lo que será capaz de hacer después.
Eso con respecto a los chicos. ¿Por qué los tests se emplean ahora para los adultos?
Sí, pero el problema sigue siendo el mismo. Para un adulto está también el problema de lo que sabe hacer y su adaptabilidad.
¿Y no hay tests de adaptabilidad?
Muchos menos.
¿Por qué razón? ¿Es más difícil?
Es mucho más difícil. Se trata de juzgar una potencialidad en lugar de medir la realidad. Y, según creo, no se conoce al adulto más que al chico.
¿Usted nunca trabajó con adultos?
No. Pero me gustaría, siempre que lo he intentado, el adulto convirtió todas las preguntas en lecciones. El adulto cuenta lo que leyó, escuchó y aprendió. Los chicos son diez veces más espontáneos.
¿No hay chicos que son pequeños hombrecitos muy sabios que repiten lecciones?
Sí, pero se nota en seguida; no son interesantes.
¿Usted los descarta?
No, pero trato de escudriñar más. Un ejemplo: una de nuestras preguntas sobre el problema de la causalidad trata sobre el pasaje del estado líquido al estado sólido o a la inversa. En estado sólido, el chico admite voluntariamente la existencia de partículas, de granitos de arena. La piedrita se compone de pequeños granos de arena, etc.,… ¿Pero qué pasa en el estado líquido? ¿Los granitos de arena aún existen? «No, se disocian en un momento dado, se derriten». Esa es la respuesta que dan antes de los once años.
Sin embargo, yo vi chicos de 9-10 años que me hablaban de átomos y que me decían a propósito de la vela que se funde con el calor: «Es muy sencillo, la vela está formada por átomos y los átomos se separan». ¿Y después? «Después se derriten». Incluso me han hablado de neutrones. ¿Y después? «Los neutrones se convierten en agua». Ustedes ven; es solo insistir un poco, (método clínico).
Si se comparan la inteligencia, infantil y la inteligencia animal, ¿en qué momento se produce la gran diferencia?
¿Usted quiere hacerme decir que la inteligencia humana es diferente a la Inteligencia animal?
No, de ningún modo; el chimpancé, por ejemplo, en sus primeros meses de vida es más evolucionado que el bebé, es capaz de hacer muchas más cosas. Y después, de golpe, se bloquea. El hombre, al contrario, se desarrolla indefinidamente, o casi. ¿Por qué?
El bebé, gracias a la vida social, al lenguaje y a la función semiótica, adquiere la posibilidad de representación y el pensamiento, en tanto que la inteligencia sensorio-motriz solo lleva a la coordinación de las acciones, es práctica. El chimpancé se sitúa, sin duda, a ese nivel, en la frontera de la función semiótica.
¿Qué es la función semiótica?
La capacidad de expresar cualquier cosa por medio de significantes diferenciados, es decir, por medio del lenguaje, la imagen mental, el juego simbólico, los gestos, etcétera.
¿Por ejemplo, abrir los brazos para decir que algo es grande?
Por ejemplo, pero el lenguaje es un caso particular de la función semiótica. Los sordomudos tienen la función semiótica pero no el lenguaje articulado.

Continúa…

domingo, 4 de diciembre de 2016

Reportaje a Jean Piaget - Revista Primera Plana 28 de enero de 1969 - 1º parte

Reportaje a Jean Piaget
Revista Primera Plana
28 de enero de 1969
Un aporte de Héctor Álvarez

1º parte

¿Qué es la inteligencia? ¿Cómo se desarrolla en el niño? ¿Está vinculada al nivel social? Nadie mejor cualificado para responder esas preguntas que el suizo Jean Piaget, 72 anos1, célebre en el mundo entero por sus trabajos sobre el tema. La revista L'Express, asociada a Primera Plana, entrevistó al científico. Fue una excelente oportunidad para conocer sus opiniones sobre puntos importantes como el psicoanálisis o el significado final de su actividad como investigador. Doctorado en ciencias, apasionado por la epistemología y la lógica, su vocación por detectar los puntos más importantes que acompañan la aventura del conocimiento humano lo convirtieron en un «psicólogo» de relevante influencia sobre esa disciplina. A sus admiradores les gusta recordar que a los 10 años publicó un artículo sobre cierta clase de golondrina albina que asombró a los especialistas; que antes de cumplir los 15 años, sus artículos sobre moluscos eran conocidos en toda Europa. Más apasionante resulta sumergirse en su obra comenzando por la trilogía que forman: El nacimiento de la inteligencia (1936), La construcción de lo real (1937) y la Formación del símbolo (1945). Seguida por un abrumador reguero de libros, conferencias y por su tarea docente en La Sorbona y la Facultad de Ciencias de Ginebra.
Usted es un biólogo —por lo tanto un científico— que hace psicología.
¿Cree usted que la psicología es una ciencia exacta?
No se puede hablar de ciencia exacta en un sentido absoluto. Existen todos los matices entre las ciencias realmente exactas —que son las disciplinas formales como las matemáticas o la lógica— y las ciencias experimentales. La física es mucho más exacta que la psicología; obviamente, la biología también. Pero creo que entre la experimentación en paleología y la experimentación en biología hay continuidad.
1. Falleció con 84 años de edad.

Pero, para usted, ¿la psicología es una ciencia?
Sí, porque una ciencia es, sobre todo, una disciplina en la cual se pueden delimitar los problemas, disociarlos. En tanto que en filosofía, por ejemplo, todo está relacionado. Esta delimitación permite controlar y, a partir del momento en que hay control y que los investigadores pueden corregirse unos a los otros y realizar aproximaciones sucesivas, encontrando algo más exacto, se tiene una ciencia experimental.
Usted ha experimentado sobre todo con chicos. ¿Ha descubierto constantes en número suficiente como para definir reglas generales?
La verdad es que, después de 40 años en este oficio, me siento cada año, cada semana, más sorprendido por la coincidencia de algunas respuestas. Cuando abordamos un tema nuevo, encontramos respuestas que aparecen regularmente entre los 5 y 6 años, otras entre los 7 y 9. Entre 9 y 11 y en la preadolescencia. Cuando se interroga a algunos chicos, puede estarse casi seguro de que encontrarán las mismas respuestas indefinidamente.
Indefinidamente, ¿dentro de una cierta categoría de chicos de raza blanca en la sociedad suiza?
¡Claro! Pero el gran problema es el de los estadios psicológicos. Se descubren etapas de formación que pueden describirse en su orden de sucesión. Al cambiar de sistema cultural, se encuentran, por supuesto, aceleraciones y retardos, pero el orden de sucesión es siempre el mismo.
Por ejemplo: nuestros colegas canadienses, Pinard, Laurendeau y Boisclair, retomaron las pruebas sobre los chicos de la Martinica: una buena experiencia, porque los escolares de la Martinica siguen el programa francés hasta el fin del primario. Y bien, ellos comprobaron un atraso de cuatro años promedio en la formación de operaciones lógicas con respecto a los resultados obtenidos en Ginebra, París o Montreal. Pero el orden de sucesión era el mismo.
¿Y por qué esos cuatro años de diferencia? ¿Cómo los explica?
Sí, se deben a la indolencia del medio social adulto.
En ese caso, llegamos a la sociología.
Por supuesto, el medio social es fundamental. Pero menos que el proceso biológico. Porque esta sucesión de estadios, cada uno necesario para la formación de los siguientes, se asemeja a la embriología.
Si el medio social es fundamental, entonces es cierto que no hay igualdad escolar desde el momento en que no hay igualdad social.
Es verdad en cuanto al nivel cronológico, no es verdad en cuanto a la sucesión de estadios. En Estados Unidos, por ejemplo, ciertos tests fueron modificados para eliminar el «cociente intelectual» como medida de inteligencia; se dieron cuenta de que ese era siempre inferior en los sujetos de clases bajas. En cambio, si se utilizan pruebas para medir el desarrollo de la inteligencia, como nosotros nos esforzamos en hacer, los encuestados presentan siempre un nivel parejo.
Pero, ¿qué es la inteligencia?
Es la capacidad de adaptación a situaciones nuevas. Es, ante todo, comprender e inventar.
¿Cómo están ligados la inteligencia y el nivel social?
El desarrollo de la inteligencia supone que el individuo tenga intereses y curiosidades. Si el medio social es rico en estimulaciones, si el chico vive en una familia donde se plantean ideas y problemas, habrá un avance en el desarrollo; si el medio social desconoce esos elementos habrá, forzosamente, un atraso.
En suma, la inteligencia sería como un músculo, a fuerza de entrenarlo se lo perfecciona.
Claro, pero se necesita un mínimo de capacidad. Lo que no sabemos es lo que le asegura al individuo ese mínimo de posibilidades y potencialidades.
¿Cuáles son los estadios de desarrollo de la inteligencia?
Antes del lenguaje existe una inteligencia sensorio-motriz. Es una inteligencia práctica que comprende las conductas instrumentales: apropiarse de un objeto apoyado sobre una alfombra tirando la alfombra hacia sí mismo, utilizar un palo para aproximar un objeto…
Más o menos el nivel de inteligencia de un mono.
Sí. Después, hacia los dos años, aparece con el lenguaje la función semiótica, es decir una inteligencia representativa pero que no se convierte aún en operaciones en el sentido limitado con que se define este término: o sea como acción interiorizada y reversible, a la manera de la suma y la resta, que son la inversa una de la otra y, sobre todo, como la coordinación de estructuras de conjunto, al modo de los grupos en matemáticas, las redes y las clasificaciones, etc.
Desde los siete años, el niño consigue realizar estas operaciones, hasta ese momento ha estado en un estadio preoperatorio y la reversibilidad operatoria se traduce, en particular, en un fenómeno muy nítido: la conservación. Antes de las operaciones, la no conservación, después de las operaciones, la conservación de cantidades, de conjuntos, del peso.
¿Por ejemplo?
Bueno, para experimentar sobre la conservación se toma, por ejemplo, una pelotita de plastilina y se le da forma de salchicha. El niño que observa el experimento dice que hay más plastilina porque la salchicha es más larga o que hay menos porque es más delgada. Esto hasta los 7-8 años.
Pero cuando accede a la conservación de la sustancia, no acepta todavía la del peso. Él dirá: «La salchicha tiene la misma cantidad de plastilina, sí pero con todo es más pesada porque es más larga». O bien: «es menos pesada porque es más delgada».
Hacia los 9-10 años llega a la conservación del peso pero no admite la del volumen. Si se coloca la pelotita en un vaso con agua, el chico observa la elevación subsiguiente del nivel del agua, pero pensará que la salchicha causaría una elevación del nivel aún mayor porque es más larga. Esos estadios se desarrollan en un orden preciso.
¿Qué papel juega la afectividad en todo esto?
La afectividad pienso que es fundamental para animar, es el motor. Hay que interesarse en una cosa para ocuparse de ella. Hace falta una carga afectiva, pero no creo que modifique las estructuras de la inteligencia.
¿Hay también niveles de desarrollo de la afectividad?
Claro, pero son menos definidos. En los bebés se produce un precioso fenómeno que he estudiado. El bebé, al principio, no tiene la noción del objeto. Si se le da algo que le interesa, tiende la mano para agarrarlo y si, en seguida, se recubre el objeto, retira su mano; cree que ha sido reabsorbido. Pero hacia los nueve o diez meses, comienza a levantar la pantalla y a mirar por detrás. Y eso coincide con lo que Freud llama el interés «objetal», es decir el interés por las personas.
Con todo, la sucesión de estadios es menos sistemática, hay alteraciones en las series y no siempre se cumple el mismo orden de sucesión. Los estadios freudianos —el estadio oral, el anal, etc. — no son estructuras comparables a las etapas de la inteligencia, que se integran unas a otras. Son caracteres dominantes que juegan papeles en todos los niveles. Son menos definidos.
Continúa…