El Profesor Lauro de Oliveira Lima falleció el 29 de enero de 2013. Nosotros, familia, amigos, colaboradores y admiradores, continuaremos a publicar en este blog material extraído de su vasta obra, para que su mensaje pueda alcanzar a más y más personas y, quién sabe, elevar a la Educación a un nivel de excelencia y resultados efectivos en pro de nuestros niños y adolescentes.

Por una educación a través de la inteligencia y abierta para todos los posibles…

domingo, 18 de octubre de 2015

PARA QUÉ SIRVEN LAS ESCUELAS - Cap 2 - Parte 2

PARA QUÉ SIRVEN LAS ESCUELAS
Lauro de Oliveira Lima
Ed. Vozes
2
2º Parte

EL MAYOR CIRCO DE LA TIERRA

…Las unidades escolares son ganglios de la inmensa red burocrática cuyo modelo de funcionamiento se rige por una enciclopedia de documentos oficiales, órdenes de servicio, dictámenes, decretos (legislación escolar), cuya finalidad es uniformizar el funcionamiento de las unidades del sistema e impedir cualquier iniciativa individual de diversificación. Los profesionales que ejecutan las tareas previstas no tienen ninguna libertad para tomar decisiones. Funcionan como muñecos de ventrílocuo (todos se quejan de que no mejoran porque son impedidos por el «reglamento»). Cualquier tentativa de mayor eficiencia y de obtención de mejores resultados o de modernización es bombardeada por la niveladora máquina burocrática que no admite diferencias cualitativas. Todos los profesionales son tratados como absolutamente iguales en relación a sus niveles de competencia. Para garantizar (¿?) el funcionamiento del proceso escolar (el acto simple y primitivo de dar clase), el profesor se ve, por lo tanto, asesorado por un inmenso aparato burocrático que comienza en el MEC (Ministerio de Educación y Cultura) y en las secretarías de educación, pasa por los consejos (productores de inmensa montaña de dictámenes) hasta llegar a las unidades escolares, con su ejército de burócratas y técnicos. ¡El alumno circula dentro de ese inmenso engranaje de forma anónima y sale, al final de la línea de producción, promovido o no aprobado!
Todo eso contrasta con la agilidad y eficiencia de las unidades escolares autónomas. En algunos países, se intenta superar ese confuso e ineficaz gigantismo, con el «cheque-educación», entregado a cada alumno para pagar su matrícula en el sistema particular, o con la financiación de las escuelas particulares, directamente o mediante el pago gubernamental del cuerpo docente. Se piensa, también, en entregar las unidades escolares a la comunidad (asociación de padres y maestros), estimulando, así, su autonomía y diversificación. Difícilmente, el Estado burocrático brasileño, construido en la época colonial con base en el modelo centralizado, adoptaría esos tipos de solución. ¡Contemplando los estertores de esa pésima estructura burocrática, siempre próxima de desintegrarse debido a los entrechoques de sus contradicciones internas, podemos comprender la extrañeza con que se encaran las propuestas pedagógicas!  ¡La finalidad de toda esa burocracia es entregar, con o sin merecimiento, un certificado a los genios o a los débiles mentales, para que puedan ejercer una función dentro del sistema de producción, sin jamás testear o evaluar la autenticidad de su tarea!

Todos nosotros que luchamos por la «escuela pública» nos olvidamos de ese proceso esclerótico de las instituciones gigantescas: pillerías, ociosidad, fraude, inercia, burocracia, etc., con la pérdida total de las finalidades intrínsecas de la institución. El pueblo brasileño desconfía mucho de la escuela pública. Prefiere luchar, en primer lugar, por «anualidades módicas en las escuelas particulares» que por la expansión de la escuela pública, escuela reservada a los marginales, a los pobres y al proletariado. Aun así, familias de baja renta hacen enormes sacrificios para mantener a sus hijos en la red particular, hecho que, por sí solo, denuncia el bajo nivel de la escuela pública. Jamás se crea la meta característica de las democracias: «la escuela popular, universal y gratuita para todos». En los cursos de maestría, se presenta la escuela como «reproductora» de las injusticias sociales o simplemente como «educación popular» (adultos): la escuela que prepara al militante para la revolución social… Terminó el ciclo ideológico en el cual se confundía público con gubernamental («mecanismos de la libertad») y en la que la socialización equivalía a la estatización.
Debemos repensar la escuela pública (democrática, para todos, gratuita, sin ser burocrática o gubernamental). ¿Quién debe reflexionar sobre ese punto? Los propios países socialistas, en este momento, buscan soluciones socialistas que no equivalgan a la estatización. Nada justifica que el funcionamiento universal de la educación tome la forma actual de la escuela pública: lo que se pretende no es transmitir una ideología sino garantizar oportunidades educacionales para todos. En general, los mismos maestros actúan, simultáneamente, en la escuela privada y en la escuela pública, lo que demuestra que no se trata de garantizar determinada adoctrinación (las escuelas particulares pueden ser laicas, como la escuela pública). El «cheque-educación» distribuido por el Poder Público a todos los individuos que pueden ser escolarizados, por ejemplo, es una solución (pública) para mantener el sistema escolar.
Existen varias soluciones para evitar la creación de ese inmenso circo ingobernable. Recientemente, los profesores de las escuelas públicas permanecieron meses sin dar clase, sin que la comunidad tuviese medios para enfrentar el problema. El Poder Público puede reservar para sí la función de fiscalizar el funcionamiento del sistema escolar, exigiendo alto nivel de eficiencia y productividad. Difícilmente, el Poder Público puede ejercer la función de administrar el sistema escolar y fiscalizar su funcionamiento. En Ceará, se descubrió un fraude generalizado en las planillas que registran el pago de los profesores, multiplicación de contratos ilegales, ¡algunos profesores cobraban como si hubiesen dado ochocientas clases mensuales!... Hay un principio administrativo que dice: «¡Si es grande, no es bueno!”. El sistema escolar es la más gigantesca empresa de la tierra…


sábado, 3 de octubre de 2015

PARA QUÉ SIRVEN LAS ESCUELAS - Cap. 2 - Parte 1

PARA QUÉ SIRVEN LAS ESCUELAS
Lauro de Oliveira Lima
Ed. Vozes
2
1º Parte

EL MAYOR CIRCO DE LA TIERRA

En el Estado de Río de Janeiro casi dos millones de alumnos están matriculados en los cursos preparatorios para el examen de ingreso a la universidad, lo que exige más de 50 mil profesores y otras tantas clases, agrupadas en cerca de 4 mil cursos.

Durante una entrevista (abril de 1989), el Secretario de Educación de Río de Janeiro dijo que el estado tiene 100 mil profesores, de los cuales 25 % no estaban ejerciendo la función de profesores (deformación administrativa presente en todos los Estados de la Federación). El Estado de São Paulo gasta 82 % de todos sus recursos (1982) con personal para mantener 4 millones 800 mil alumnos en casi 6 mil escuelas. Podemos imaginar la compleja y enmarañada tela burocrática que se necesita para poner en funcionamiento esa inmensa multitud de alumnos, profesores, directores, supervisores, delegados, cocineras, servidores, guardias, funcionarios burocráticos, orientadores, inspectores, bedeles, nutricionistas, dentistas, psicólogos, médicos, vigilantes, bibliotecarios, archiveros, animadores, secretarias, etc., etc., etc., en permanente proceso de transferencia, jubilación, asistencia médica, licencias, requisición por parte de otros órganos, todo corrompido por una política torpe. El magisterio es el mayor cuerpo de funcionarios públicos. Es compresible que en el mismo interfieran, preferencialmente, los políticos que aseguran su posición utilizando el tráfico de influencia. Millares de profesores permanecen indefinidamente fuera del trabajo, protegidos por esos políticos.

Cerca de veinticinco mil profesores están «a disposición» de políticos, en el Estado de Río de Janeiro. Multiplique ese número por lo que ocurre en los otros Estados… y tendremos doscientos, trecientos mil profesores ¡que reciben su pago para no hacer nada!... Las escuelas fueron transformadas, recientemente, en comedores, en los cuales se sirven 50 millones de comidas diarias, actividad que, de por sí, absorbe la mayor parte de la actividad escolar diaria, sin sobrar casi tiempo para los trabajos escolares. Solo en el Estado de São Paulo son 250 oficinas cuya función es accionar el engranaje burocrático cuando un grifo no funciona en alguna unidad perdida en la frontera.

A partir de esos datos, de dos Estados, podemos evaluar la complejidad del sistema escolar del país. Para financiar ese inmenso engranaje el Poder Público invierte 18 % del presupuesto de la República y 25 % del presupuesto de los Estados y de los municipios. ¡Es la inversión más cara para la comunidad! (impuestos). Se indaga hoy, si ese gasto produce retorno. Difícilmente se encontrarán, en el sistema internacional de producción, empresas de tal magnitud. Es evidente que un aglomerado de ese porte no puede ser «gobernado», funciona burocráticamente, según la ley de la inercia. Debido a la imposibilidad de reciclar y actualizar continuamente al personal el sistema es obsoleto y refractario a todo cambio modernizador. La inmensa máquina, sin control, generada desorganizadamente por un sindicalismo clasista, sin ninguna sensibilidad para los reales objetivos del sistema (educar a las nuevas generaciones), cuida, exclusivamente, de sus propios intereses (reclamación salarial), distanciándose, progresivamente, de sus finalidades. La vulnerabilidad del sistema al tráfico de influencia y a las presiones recibidas por parte de los profesores para escapar de sus obligaciones funcionales, con vacaciones, licencias, disponibilidad, enfermedades ficticias, cursos irreales, transferencias, faltas, jubilación, dando clases sin calidad, etc. Los payasos de este gran circo disputan entre sí para ver quién engaña mejor a la platea (el pueblo brasileño).

La tentativa de controlar ese desarticulado monstro produce esclerótica burocracia, que impide su funcionamiento y crea un estado permanente de carencia de recursos y de decadencia material. De esa forma, la red del sistema escolar, frecuentemente depredada por grupos de delincuentes, vive en constante estado de deterioración y sin funcionamiento de sus instalaciones fundamentales (baños, bebederos, etc.). La simple constitución del cuerpo docente transformase en proceso algébrico que las computadoras no consiguen resolver debido a la permanente transferencia de los funcionarios, en constantes bandadas migratorias, transferencias, jubilaciones, enfermedades, etc. Se realiza el año lectivo con el elenco de disciplinas incompleto, resolviéndose esa irregularidad a través de la química de los registros escolares, con datos (frecuencia, notas, exámenes, etc.) fraudulentos (los registros, tanto escolares como burocráticos y contables son fraudados, de acuerdo con las necesidades de la administración o bajo la presión de la corrupción). El perjuicio causado a los alumnos (ausencia de ciertas disciplinas del currículo, por ejemplo) no se lleva en cuenta, no se aceptan reclamaciones por parte de las familias. En la escuela pública, la clientela, o sea, el pueblo, no puede interferir, ¡porque el funcionario público brasileño no tiene conciencia de que su sueldo proviene de los impuestos pagados por los ciudadanos! Por otro lado, el pueblo no tiene conciencia de que la «escuela pública» es su propiedad (impuestos) actuando como si recibiese un beneficio del gobierno (ver las influencias para obtener la matrícula: nunca una familia interpeló judicialmente al Poder Público para asegurar la matrícula de sus hijos). La dirección de la escuela se comporta arrogantemente con la clientela y los profesores no admiten críticas a su precaria actividad…