INTRODUCCIÓN A LA PEDAGOGÍA
– 2° edición
Lauro
de Oliveira Lima
Editora
Brasiliense
Capítulo
1
2º Parte
…Como vemos, la gestación del ser humano prosigue después
del nacimiento (después que es expelido del útero), por lo menos, hasta los
15/16 años, cuando se completa el desarrollo del sistema nervioso. Como todo
comportamiento sensorio-motor, verbal y mental depende del estado de desarrollo
del sistema nervioso (que posibilita la
comunicación del organismo con el medio), es muy dudoso que comportamientos
estructurales intrínsecos, como «operaciones mentales», se construyan después
de este período, lo que no impide que se adquieran hábitos (comportamientos
extrínsecos yuxtapuestos dependientes, permanentemente, de refuerzos del medio)
y prosigan, indefinidamente (inteligencia corta – J. Piaget), aun notándose
progresiva disminución de la capacidad de adquirir los propios hábitos («Loro
viejo no aprende a hablar» – dice la gente). Es un principio básico de la
embriología que «mutaciones» o desvíos de creodos solo ocurren en los períodos
de crecimiento (gestación), el estado adulto se caracteriza por la estabilidad.
Como consecuencia, el ser humano, tiene un período de 15 a 20 años para definir
su comportamiento sensorio-motor, verbal y mental. Todas las madres pueden
observar cuánto tiempo es necesario, por ejemplo, para el niño aplauda o asga
un objeto; cuánto tiempo demora para caminar o para hablar. Es que esos
comportamientos dependen de la madurez del sistema neuronal, y nada pude
acelerar su madurez, que tiene su propio ritmo (nada puede abreviar la
gestación del niño en el útero materno: son ritmos biológicos). Es necesario,
como vemos, acostumbrarnos a la idea de que el nacimiento es de hecho poco
significativo. La gestación (crecimiento) solo se concluye cuando el animal
alcanza el estado adulto, caracterizado, biológicamente, por la posibilidad de
procreación. Cuánto más complejo es un organismo (máquina), más tiempo demora,
evidentemente, para ser construido (infancia). No importa que la construcción
(embriología) se realice en el útero, en la bolsa de los marsupiales, en el
nido, en la probeta, en la cuna: lo que interesa es que el local de la
gestación favorezca la construcción. Si los comportamientos sensorio-motores,
verbales y mentales dependen de la madurez del sistema nervioso (las redes
neuronales son la infraestructura del comportamiento), es comprensible que el
final de la madurez del sistema nervioso coincida con el final del desarrollo
mental, toda aparente «novedad» que ocurra después se explica por el
desdoblamiento axiomático de las estructuras adquiridas, en una especie de
proceso deductivo (tautológico). Lo trágico de los procesos psico-sociológicos
es que, dependiendo, estrictamente, de la estimulación del medio, pueden no
concluirse, como si un feto pudiese sobrevivir en estado fetal
(psicosociológicamente, o sea, perfectamente posible, no agotando el desarrollo
de las posibilidades hereditarias)...
Los comportamientos aprendidos o inventados se construyen
como los órganos y los instintos, en el útero. Como es obvio, toda construcción
se lleva a cabo en un orden secuencial, porque la etapa siguiente depende de la
anterior, tal como la construcción de una casa, en la cual no se puede colocar
el tejado antes que las paredes. Lo mismo sucede con la construcción de los
órganos y de los comportamientos: arrastrarse, por ejemplo, es un
comportamiento anterior al de caminar. Es esa secuencia logística (encaje de
comportamientos) que hace improbable la retomada de un proceso que fue superado
por el desarrollo. Pero, los comportamientos no aparecen, espontáneamente, como
ocurriría si fueran hereditarios (el funcionamiento del organismo, por ejemplo,
es hereditario, lo que diferencia el funcionamiento del comportamiento). Los
comportamientos solo se construyen si ocurren necesidades (desequilibrios), por
este motivo el comportamiento depende de la interacción con el medio (un medio
pobre en estimulación puede desestimular la gestación de ciertos
comportamientos o simplificarlos, empobreciéndolos). Como vemos, después que el
niño «nace», no solo continúa creciendo, sino que también comienza una compleja
gestación de esquemas de asimilación. Los comportamientos corresponden a
verdaderos órganos (estructuras) y podemos decir que la morfogénesis continúa
fuera del útero (no disponer de determinado comportamiento es como estar
privado de un órgano). La incapacidad de clasificar, por ejemplo, equivale a la
ceguera, porque la clasificación es una forma extremamente útil de actuar sobre
la realidad. El nacimiento (que conmemoramos con tantas fiestas y alegrías) es
apenas un cambio ecológico (cambio de medio). La gestación del ser humano
continúa, durante muchos años, después del nacimiento. La vida uterina (nueve
meses) garantiza apenas las configuraciones de la anatomía y el funcionamiento
del organismo (fisiología). Si el niño naciese antes, sus órganos podrían
sufrir catastróficas influencias del medio. El período de nueve meses del
embarazo es tan importante para la construcción del biotipo de la especie, que
aunque el feto esté en el útero, el niño debe ser, artificialmente, protegido
de ciertas influencias (ver los efectos teratológicos de la talidomida, en la
formación de los miembros de los niños). De este modo, la naturaleza protege al
niño, en el útero, hasta que el código genético haya construido el modelo que
caracteriza, morfológicamente, la especie. Lo mismo ocurrirá, posteriormente,
en sus relaciones con la sociedad adulta. Cuando el animal tiene instintos, el
comportamiento es fabricado conjuntamente con el funcionamiento del organismo
(podríamos decir que el instinto no es un comportamiento, sino un funcionamiento).
Como la ecología humana (cultura-civilización) se modifica con los
descubrimientos e invenciones de la humanidad, la biología no puede fabricar,
previamente, los comportamientos adecuados (no sabría en cuál grado, nivel de
complejidad o etapa estaría la civilización dentro de la cual el niño va a
nacer). La ecología de los animales, básicamente, no se modifica, por eso
pueden tener instintos. Así, solo después de nacido, el niño iniciará la
«embriología» de su comportamiento, en interacción con el modelo de
civilización o cultura en que se encuentra (¿la convicción sobre la vocación?).
El modelo biológico del ser humano actual fue fabricado, hace más de cien mil
años, de modo que el niño que nace, hoy, es, absolutamente, igual
(biológicamente) al que nació en la prehistoria («todo niño es un bárbaro» –
Alain). Si el niño ya naciera con comportamientos estereotipados (instintos),
no habría civilizaciones como ocurre con los animales (el hornero y la araña,
hace milenios, construyen el nido y la tela de la misma manera). El gran
problema (que va a decidir la tipología de la sociedad) es si la embriología
(construcción) extrauterina del comportamiento de los niños va a optar por el
aprendizaje (imitación) o por la invención (creatividad)... el hecho de que los
niños nazcan en plena gestación, hace necesaria la existencia de la pedagogía:
la de la imitación y la de la creatividad. En todo caso, es siempre el niño que
construye su comportamiento: la pedagogía crea, apenas, oportunidades…
(Continuará)