El Profesor Lauro de Oliveira Lima falleció el 29 de enero de 2013. Nosotros, familia, amigos, colaboradores y admiradores, continuaremos a publicar en este blog material extraído de su vasta obra, para que su mensaje pueda alcanzar a más y más personas y, quién sabe, elevar a la Educación a un nivel de excelencia y resultados efectivos en pro de nuestros niños y adolescentes.

Por una educación a través de la inteligencia y abierta para todos los posibles…

lunes, 12 de marzo de 2012

Un bebe en la universidad


Infancia acelerada – Envejecimiento precoz – ¿Adónde quieren llegar? – ¿know-how o estructuras de pensamiento? – ¿La corrida hacia el Diploma o revólver?

¿Después del bebe de probeta, los científicos conseguirán, un día, abreviar el tiempo de gestación para treinta días? Por más incómodo que pueda ser el embarazo, las madres, en general, se conforman con este indispensable plazo biológico, no habiendo noticia de que hayan intentado de alguna forma, apresar el ciclo de desarrollo del embrión. Lo mismo hacen los agricultores: esperan, pacientemente, que la semilla germine y la planta crezca con su propio ritmo (el agricultor, necesariamente, tiene que aprender a tener paciencia, esperanza y previsión). Cuando el crecimiento biológico pierde su ritmo natural, se transforma en “cáncer”, deformando el proyecto contenido en el código genético. El ganadero sabe el tiempo necesario para que la cria crezca y el momento de separarla de la madre, el tiempo de engorde, de venta, de producción. Todo ocurre tranquilamente, de acuerdo con el tiempo determinado por el crecimiento biológico.

Los seres humanos intentan acelerar la infancia y retardar la vejez, pero no consiguen modificar la rotación de la Tierra...

Con el ser humano, de forma extraña, cuando el bebe nace, se inicia la violenta presión para que supere, rápidamente, sus etapas de crecimiento. Los biólogos verifican que, cuanto más larga sea la infancia de un animal, más complejo él será como adulto. Cuando le preguntaban a Piaget si se podía “acelerar” el desarrollo de los niños, respondía, invariablemente, que “eso es un problema de los estadounidenses”. Según él, los estadounidenses están obsesivamente preocupados en acelerar el crecimiento de los niños en vez de ampliar, al máximo, las etapas de desarrollo y crear amplias bases para las etapas siguientes. Como el desarrollo es una compleja construcción (interacción entre el organismo y el medio), cuanto más tranquilo sea el proceso, más ricos serán los resultados de las combinaciones que se darán. Algo parecido con la revelación progresiva de una placa fotográfica sacada con la cámara Polaroid: es necesario dar tiempo para que las combinaciones ocurran y amplíen su funcionalidad con la interacción con el medio. Cada nueva estructura debe ser ampliamente experimentada por el niño.

Hay un tiempo propio, determinado, para hablar, gatear, caminar y aprender a leer: violar este ritmo implica en disturbios mentales.

Quien trabaja con niños pequeños, en escuelas maternales y en jardines de infancia, conoce esta presión. Mientras el niño no aprende a leer, los padres toleran que la escuela experimente los más diversos métodos y que siga las teorías más modernas. Pero cuando llega la edad tradicional de alfabetización (entre 6 y 7 años) los padres se preguntan si todo aquello (la pedagogía) no es apenas juego y diversión. Es que la alfabetización es el primer know-how que puede ser constatado, que puede ser contabilizado o sea, con valor económico, en una sociedad competitiva. De repente, se sienten angustiados, vigilando si el niño aprendió  o no a leer... Después el problema es que el niño entre en la carrera curricular, transponer rápidamente el primario, entrar en el liceo y, finalmente, lo antes posible, enfrentar el examen e ingreso a la facultad. Transpuesta esta barrera, cesa la angustia: el joven está equipado para la lucha por la vida. Nadie se pregunta si se obedecieron los ritmos de maduración, si la escuela realmente le dio oportunidad para su estructuración mental, si el niño fue feliz durante ese período de crecimiento. Todas las deformaciones posibles serán tratadas por especialistas para corregirlas.

La universidad es un proceso de reflexión sólo accesible a adultos plenamente maduros.
La alfabetización no se relaciona con el desarrollo, siendo apenas un know-how altamente valorizado en el mercado de la competición (aprendizaje de un código que exige cierta maduración fisiológica y psicológica que jamás se verifican). La entrada en el curso de enseñanza secundaria, por ejemplo, exige la maduración de las estructuras lógico-abstractas, sin las cuales todo el aprendizaje se transforma en mera yuxtaposición, que luego se elimina por falta de estructuras de asimilación. La entrada en la universidad sólo debería llevarse a cabo después de, digamos, los 21 años, cuando el joven tuviera plena madurez para manipular la complejidad de los procesos científicos. El resultado es una chusma de doctorcitos inmaduros y semi-letrados, sin el mínimo poder de reflexión, con la cabeza llena de cosas memorizadas. Pero, los padres están felices de haberles dado el diploma, especie de arma con la que enfrentarán a los adversarios en la “lucha por un lugar al sol”. El resultado es semejante al que se obtiene madurando frutas a la fuerza, por procesos artificiales... ¿Y para dónde van todos en esa carrera? Se pierde el sentido de vivir la vida para llegar con rapidez al objetivo.

Temas Piagetianos - Lauro de Oliveira Lima

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