El Profesor Lauro de Oliveira Lima falleció el 29 de enero de 2013. Nosotros, familia, amigos, colaboradores y admiradores, continuaremos a publicar en este blog material extraído de su vasta obra, para que su mensaje pueda alcanzar a más y más personas y, quién sabe, elevar a la Educación a un nivel de excelencia y resultados efectivos en pro de nuestros niños y adolescentes.

Por una educación a través de la inteligencia y abierta para todos los posibles…

lunes, 12 de marzo de 2012

Competición




“La variedad de individuos y sus cualidades específicas hará que la competición carezca de objetivos y, ciertamente, sea imposible”

Para haber competición - supone McLuhan - es necesario que haya similitud entre los adversarios y objetivos coincidentes. La extrema “especialización” hará con que cada ser humano sea tan especial y único que, en vez de competición, habrá cooperación (complementariedad). Es la idea de Dinámica de Grupo: la especialidad es del individuo; la cultura es del grupo. El fenómeno ya se impone en los “grupos directores” de empresa en los cuales coopera un equipo de profesionales diferenciados. Un grupo de cirujanos, en el acto operatorio, es el ejemplo de la superación histórica de la competición, desmintiendo la “convicción” de que sólo la confrontación egoísta y voraz motiva al ser humano para la productividad. Es lógico que sea largo el camino de la cooperación, ya que muchos hábitos y valores tendrán que ser sustituidos, debiendo la humanidad subir a un nivel de operacionalidad que aún es privilegio de grupos de élite. La cooperación exige intereses comunes, complementación de aptitudes y alto nivel de operacionalidad (reversibilidad, asociativa, etc.). Fue necesaria una larga marcha para que la humanidad (a partir de la globalidad de la aldea tribal) volviese  a la globalidad ahora de la aldea electrónica. El sistema de producción, por ejemplo, no está más formado por una cúpula restricta y  una inmensa masa indiferenciada: las especializaciones se distribuyen, completamente, por una amplia escala de diversidad, que no permite el antagonismo mortal previsto por Marx. Los núcleos familiares latifundistas y auto-suficientes explotaron delante de la urbanización  y de la industrialización, llevando a sus miembros a los más variados compromisos y destruyendo los intereses comunes de este “pequeño estado dentro del estado”: así, ya no existen las luchas de clanes características de la Edad Media y de los países aún en nivel agrario. La empresa es el nuevo núcleo de ordenación social que desconoce el “pedigree”, estructurándose  a través de la complementación infinita de las funciones.

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