Libro: PEDAGOGÍA: REPRODUCCIÓN O TRANSFORMACIÓN
Lauro de Oliveira Lima Editora Brasiliense.
Colección “Primeiros Voos” Nº 9 /1982
EL MÉTODO PSICOGENÉTICO
Parte III
Si la inteligencia se
desarrolla tanto ontogénica (individualmente) como filogenéticamente
(complejidad del producto social), o sea, si la inteligencia es una
construcción histórica que, en el caso de los niños, acompaña su crecimiento
biológico, (a medida que el medio presenta estimulaciones), la forma de educar
debe ser PSICOGENÉTICA (educación por
la inteligencia).
El método
psicogenético consiste en acompañar, paso a paso, el desdoblamiento de las
posibilidades genéticas del crecimiento de los niños para presentar situaciones
que estimulen la construcción de estructuras “cada vez más móviles, más
complejas, más amplias y más estables”. Y ¿en qué consiste “crear
condiciones”? Consiste en crear situaciones graduadas y secuenciales (de
acuerdo con las etapas de desarrollo) en que el comportamiento (sensorio motor
verbal y mental) sea “forzado” a construir estas estructuras (equilibración
entre asimilación y acomodación o autorregulación entre el organismo y el
medio: equilibración mayorante). El
organismo (la mente) solo se esfuerza para construir nuevas estructuras, si
entra en desequilibrio, o sea, si tuviera que enfrentar un problema. Si no hay desequilibrio, si la situación no es nueva y
problemática, el organismo (la mente) tiende a permanecer como estaba (como es
obvio). Pero los organismos no viven aislados (ya vimos la importancia de la
“población” en el proceso vital). El hombre no es social (por instinto): tiene
que socializarse (aprender la cooperación). Así la situación nueva (problema)
no debe ser propuesta al individuo, sino al grupo. Al resolver cooperativamente
el problema, el individuo se socializa. Y así tenemos las dos variables fundamentales del método psicogenético: a)
crear situaciones problema, compatibles con el nivel de desarrollo y b)
estimular la dinámica de grupo (afectividad, cooperación, socialización).
La actividad que se solicita del educando es inventar modelos de acción (pudiendo transformarlos en teorías,
doctrinas, objetos, herramientas, máquinas) y descubrir cómo funciona la
realidad (crear, incluso, modelos que ayuden a comprender la realidad). Las
disciplinas que concretan modelos de acción son la matemática, la lógica, la
moral, el derecho, la política, la lingüística, etc. y las que describen cómo
funciona la realidad son la física, la química, la geología, etc. y tendremos
los dos polos entre los cuales oscila el proceso educativo: a) desarrollo
progresivo de la operatividad (subjetividad) y b) reconocimiento o construcción
de la realidad (objetividad). Para realizar el primer proceso (a) están el pensamiento operatorio y el dialéctico. Cuando ocurren, tienen por
objetivo propiciar los medios de acción eficaces e efectivos (éxito) al
individuo (comportamiento procedural). El segundo proceso (b) ocurriendo, tiene
por objetivo permitir al individuo la concepción del modelo de la realidad en
que está insertado (comprensión – comportamiento presentativo).
Pero el ser humano es capaz de a) tener deseos
incompatibles con las posibilidades de realización y b) dar interpretaciones
imaginativas de la realidad, cuyo nexo es apenas la significación (“todo puede significar todo” = función semiótica).
Es el reino de lo vivencial y de lo afectivo objetivado por el juego simbólico
(imaginación) y por los productos artísticos, reino en que el éxito y la comprensión son meras fantasías.
Por no ser objetivo este plan de acción, no deja de ser esencial (en muchos
momentos es el único que cuenta, como en algunos momentos lúdicos y en los
altos niveles de afectividad). La educación no puede ignorar este aspecto
fundamental en que el ser humano entra en la fantasía de la imaginación y en la
omnipotencia de los deseos (pensamiento simbólico o función semiótica).
La construcción de estos modelos (sensorio motor, verbal y mental) es
descripta por una ciencia denominada psicogenética.
Pero cuando el niño está en el contexto histórico de la vida grupal, ya acumuló
vasto arsenal de conocimientos (en
forma mental, verbal o material), productos culturales en sus formas terminales
(no revelan, la primera vista, el proceso de su construcción: el número, por ejemplo, aparece como noción
sin historia, lo que no es verdad, como se comprueba). Descubrir cómo el
conocimiento acumulado se formó a lo
largo de la historia de la humanidad (como si la humanidad fuese un solo hombre
que aprendiese, indefinidamente) constituye, hoy, una ciencia denominada epistemología genética (historia de la
noción de medida, por ejemplo). Saber esta historia ayuda, fundamentalmente, a
crear situaciones para el desarrollo de estas nociones en el niño. Y, entonces,
tenemos las dos condiciones fundamentales de la formación del futuro profesor: psicogenética e epistemología genética.
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