El Profesor Lauro de Oliveira Lima falleció el 29 de enero de 2013. Nosotros, familia, amigos, colaboradores y admiradores, continuaremos a publicar en este blog material extraído de su vasta obra, para que su mensaje pueda alcanzar a más y más personas y, quién sabe, elevar a la Educación a un nivel de excelencia y resultados efectivos en pro de nuestros niños y adolescentes.

Por una educación a través de la inteligencia y abierta para todos los posibles…

domingo, 21 de julio de 2013

EL MÉTODO PSICOGENÉTICO Parte II

Libro: PEDAGOGÍA: REPRODUCCIÓN O TRANSFORMACIÓN
Lauro de Oliveira Lima Editora Brasiliense. Colección “Primeiros Voos” Nº 9 /1982
EL MÉTODO PSICOGENÉTICO
Parte II
                Supongamos que deseásemos construir un robot con posibilidad de practicar el máximo de acciones (maximización) de la mejor forma posible (optimización), pero no supiéramos qué circunstancias le solicitarían la actualización o combinación de las acciones. ¿En qué dirección dirigiríamos nuestro esfuerzo constructivo? Evidentemente, en la dirección de crear el máximo de posibilidades de composición de movimientos (acciones) para que el robot pudiese enfrentar cualquier situación. Entre estas combinaciones probables debería estar la posibilidad de cooperación (hecho sociocultural y político). El robot más perfecto no sería el que tuviese el más completo elenco de comportamientos almacenados, sino el que fuese capaz de fabricar – aquí y ahora, de acuerdo con la situación – el comportamiento adecuado (apertura para todos los posibles), precisamente lo que ocurre en el desarrollo de la inteligencia. Una situación es letal para un organismo a medida que no dispone de la posibilidad de construir el comportamiento adecuado para enfrentarla. Las articulaciones de una bailarina pueden, por ejemplo, impedirla de danzar un ballet, cuyas formas exijan combinaciones de movimientos incompatibles con sus articulaciones. Educar, por lo tanto, es estimular el desarrollo en el individuo de estructuras con el máximo de posibilidades combinatorias intensas, porque las situaciones imprevisibles, de la misma forma como el máximo de organización social permiten alta posibilidad de combinaciones entre los individuos, en la conciliación de los intereses individuales (pacto social – “ley del máximo de lucros y mínimo de pérdidas”). La  educación, no está relacionada con la “fijación del aprendizaje” (memorización, ejercitación, adiestramiento, adquisición de habilidades, formación, etc.) Por lo contrario, consiste en estimular comportamientos (individuales o colectivos) originales y flexibles, capaces de componer cualquier solución (creatividad).
                El proceso intencional (por oposición al instinto y al hábito que son automatismos innatos o adquiridos) de hacer combinaciones comportamentales (aislada o colectivamente) se llama inteligencia: capacidad de, ante una situación nueva o problemática (presente, pasada o futura), construir por combinación el comportamiento (sensorio motor, verbal y mental) que la solucione (transponer obstáculos o vencer amenazas al organismo). Esta capacidad combinatoria intencional (vínculos entre medios y fines) progresa del nacimiento a la edad adulta, en etapas sucesivas (sensorio motor, simbólico, intuitivo, operatorio concreto y operatorio abstracto), en rigurosa secuencia, buscando estructuras “cada vez más móviles, más complejas, más amplias y más estables”, si existe estimulación del medio. Esta progresión, en cierto nivel, deja de ser estrictamente individual, pasando a ser colectiva (cooperación: organización social). Podemos, decir que educar es estimular el desarrollo de la inteligencia.

                Para algunos, esta meta pedagógica excluiría, por ejemplo, la afectividad, la moral, los ideales. Ocurre que afectividad es, simplemente, el tono (comer vorazmente, abrazar cariñosamente, tratar al otro respetuosamente) con lo que una acción (individual, mutua o colectiva) se practica, constatándose que las posibilidades de establecer relaciones afectivas (amar, asociarse, respetar al otro, cooperar, etc.) aumentan con el aumento del nivel de desarrollo de la inteligencia (sensorio motora, verbal y mental). La cooperación (organización social) y los niveles elevados de consciencia moral corresponden a altos niveles del desarrollo de la inteligencia. No sería comprensible que los niveles sucesivos de Inteligencia no interfiriesen en la afectividad, en la moral, en el derecho, en la política, etc. Sería una “esquizofrenia” escindiendo al ser humano en dos mitades independientes. Toda actividad (besar, copular, construir una mesa, pensar, etc.) presenta dos aspectos: a) el modelo estratégico de la acción que depende del nivel de la inteligencia del agente y b) el tono (interés, voluntad, motivación, emoción positiva o negativa) con que la acción se realiza. Es evidente que comportamientos altamente operatorios exigen refinada afectividad, caso contrario el impacto de las emociones primarias perturbarían la construcción de las filigranas de estos modelos de comportamiento. La afectividad varía con el nivel de comprensión que el sujeto tiene de la situación. ¡Varían  los niveles de afectividad de acuerdo con el nivel de inteligencia!

1 comentario:

  1. Durante años busqué obtener bibliografía de Lauro, a quién conocí gracias a mi profe de Prácticas en el porfesorado de la Cdad. de Clorinda Formosa! Por cierto una persona muy cálida como los relatos de Lauro en la escuela...

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