Lauro de Oliveira Lima. Libro: Temas
piagetianos.
Ed. Ao Livro Técnico
Colegio:
estera de producción (Parte
1)
¿Escuela o
máquina «Xerox»? – Einstein fue un pésimo alumno – ¿Creatividad o estandarización?
– Ni palmeta, ni Pedagogía – El orientador se transformó en un psiquiatra – ¿Cuál
es el lugar del pensamiento divergente?
Einstein solo empezó a hablar cuando tenía
tres años y siempre fue considerado como un “pésimo alumno”... Es probable que los
alumnos reprobados en nuestros colegios, salvo casos de evidente debilidad
mental, sean niños de elevado nivel intelectual. Para adaptarse a la estúpida
rutina de la escuela actual y aparecer como «buen alumno» es necesario que el
joven sea extremamente mediocre; de la misma forma que un individuo bien dotado
jamás se adapta a la mediocridad de la rutina burocrática (un buen burócrata es,
por hipótesis, un débil mental). Un «buen alumno», como un buen burócrata tiene
que conformarse con un proceso en el cual no hay espacio para un pensamiento
divergente, para la creatividad y para soluciones imprevistas. El profesor
(como el jefe de departamento), está allí, el reglamento en la mano,
precisamente para evitar «erros», o sea soluciones nuevas...
Cuando mis hijos eran pequeños, adopté
como política pedagógica no pagar la mesada de los que tuvieran notas muy altas
en la escuela: es altamente sospechoso para el desarrollo mental, el éxito en
una escuela en la cual el objetivo es «encuadrar» a los alumnos en determinadas
doctrinas, soluciones o formas de actuar. La mayoría de los profesores está
menos preocupada en producir un nuevo Einstein, que en estandarizar a los niños
en el parámetro «ideal» (las escuelas son semejantes a una máquina «Xerox», la
copia diferente es eliminada). Por este motivo el placer (mórbido) con que los
profesores utilizan los exámenes y las pruebas.
Se colocó dentro de las escuelas un
orientador educacional para proteger a los niños que no se encuadran en las normas
del reglamento escolar (intentando preservar la originalidad de los niños
frente al rollo compresor de las pruebas-estandarizadas). El resultado fue la
creación de un nuevo inquisidor, que busca complejos de Edipo, traumas infantiles
y otras bobadas pseudo-freudianas. Y el problema es, apenas, que el profesor es
incapaz de entusiasmar al niño por la materia que enseña, o sea, por el texto
que recita como un pésimo locutor. Mientras el vendedor ambulante, en la
avenida, es capaz de parar 100 ejecutivos apresados, un profesor no consigue
captar el interés de los niños al describir la historia del hombre en este
planeta pleno de aventuras... Todos los niños adoran coleccionar conchas, escarabajos,
flores y, pero, el profesor de Biología no consigue despertar su interés por
formas vitales...
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