El Profesor Lauro de Oliveira Lima falleció el 29 de enero de 2013. Nosotros, familia, amigos, colaboradores y admiradores, continuaremos a publicar en este blog material extraído de su vasta obra, para que su mensaje pueda alcanzar a más y más personas y, quién sabe, elevar a la Educación a un nivel de excelencia y resultados efectivos en pro de nuestros niños y adolescentes.

Por una educación a través de la inteligencia y abierta para todos los posibles…

viernes, 20 de enero de 2012

La violencia como respuesta a la frustración


PIAGET PARA PRINCIPIANTES

Lauro de Oliveira Lima
1980 - Summus Editorial
Página 30


 La imitación, en el ser humano, sólo funciona cuando el modelo que será imitado corresponde a una buena solución para la necesidad presente del imitador, si el modelo a ser imitado no es disonante de la estructura global del comportamiento del probable imitador. La propaganda de cigarros no alcanza al no-fumador, salvo si fumar se torna una buena solución (no discrepante) para el problema que el no-fumador está enfrentando en la ocasión. Además, esta forma de reacción es general: sólo asimilamos o incorporamos del medio ambiente lo que corresponde a necesidades del organismo según la forma de actuar del propio organismo. Los “estímulos” que no corresponden a nuestra estructura de comportamiento, no “existen”. De otra forma, seríamos como plastilina en las manos de los niños: los estímulos harían con nosotros lo que quisieran… No existiría el propio organismo (organización previa). Es por este motivo que “sólo imitamos lo que comprendemos” (Jean Piaget). Las personas de clase media no sienten interés cuando ven la propaganda de automóviles de lujo, pero son extremamente sensibles a la propaganda del Fiat o del Volkswagen: sólo los “estímulos” que corresponden a nuestras necesidades nos alcanzan. Así  el organismo o la mente deciden si determinados objetos o mensajes son “estímulos”.
 Ningún animal, incluso el hombre, es violento, salvo si profundamente frustrado en la consecución de sus objetivos. Es la frustración que genera la violencia (la falta de estatus, por ejemplo, puede ser profunda frustración para el ser humano). Después de aprendida la violencia (o mejor, después de descubierta o inventada), sigue su curso multiplicador, reacción en cadena, a medida que parece resolver problemas, pudiendo tornarse gratuita (violencia por la violencia). La violencia es un riesgo también para su utilizador. La tendencia general es la “ley del menor esfuerzo” para obtener resultados. De otra forma, la violencia inicial del salvaje no sería jamás superada. Sería modelo permanente para las nuevas generaciones. Las profundas diferencias de distribución de la renta y el aumento de las posibilidades de confort parecen ser un estímulo brutal para el uso de la violencia. A medida que aumentan, exponencialmente, los crímenes de robo, disminuye en toda parte, la violencia “de sangre” que predominaba anteriormente.
 Así, los medios que se valen de imágenes (medios de comunicación de masa) sólo tienen influencia cuando corresponden a la solución ya buscada por el espectador. El cine y la televisión son recibidos por todos como ficción, como escape, como fantasía, pudiendo incluso tener función de catarsis (purgación, liquidación de un deseo). Todos saben como la pornografía disminuye la violencia sexual. Es posible que los juguetes de guerra representen una “liquidación”  de la actividad “guerrera” típicamente infantil. Al adulto no le gustan los juegos típicos de los niños: es posible que, si caracterizamos a las actividades “guerreras” como infantiles, los adultos se avergüencen de ser “guerreros”... Los niños ven en el cine y en la televisión modelos de juego, y el juego es siempre lo opuesto a la realidad. El futbol representa, para la “seguridad nacional” mucho más que los órganos de represión: todo órgano de represión sugiere confronto, al paso que el juego es una forma simbólica de realización plena...
 Si quisiéramos acabar con la violencia activa o latente (la frustración puede aniquilar al individuo carente de tal forma que no pueda asumir la violencia: este es el papel del salario-mínimo), debemos organizar la sociedad para que exista la posibilidad de que cada uno, mediante medios pacíficos, realice sus deseos razonables. Discutir si es la televisión o el o cine que generan la violencia es mera diversión para no tener que enfrentar el verdadero problema. La diferencia progresiva entre la extrema riqueza y la extrema pobreza es la fuente verdadera de la violencia, salvo si la pobreza es tanta que impide la reacción del pobre. ¿Por qué la clase media es la más pacífica? Precisamente porque tiene la sensación confirmada, diariamente, de que está conquistando posiciones sucesivamente más altas. El cambio del coche y del tipo de apartamento es la señal concreta de la eficiencia del proceso en que está involucrada. ¿Por qué ser violenta? El cine y la televisión no funcionan como modelo, sino como referencia del pozo que se cava, diariamente, entre una clase privilegiada y otra condenada a no tener oportunidad. Pero hemos visto, a través de la historia, profundas diferencias socioeconómicas que no producen revoluciones y, por lo tanto, violencia. Es que la dominación puede ser psicológica. El adoctrinamiento puede generar definitiva conformación interna (fatalismo de las condiciones materiales). El animal humano es capaz de sobrevivir conformado hasta en un campo de concentración (ver el conformismo en las prisiones: sin conformación, el proceso carcelario sería inviable). El aumento de la violencia, entonces, puede ser el resultado de la ineficacia del proceso de adoctrinamiento para la conformación (la pérdida del prestigio sociocultural de la religión, puede causar el aumento de la violencia, a medida que las perspectivas post-mortem dejan de existir: si no hay justicia después de la muerte, tenemos que obtener justicia aquí y ahora). El hecho es que todo hombre violento alega siempre que “está haciendo justicia”, comenzando por la violencia oficial. Todo acto de violencia responde a una amenaza, real o ficticia, al espacio vital (mínimo de condiciones de sobrevivencia física o psicológica).

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