Temas
Piagetianos
Lauro de Oliveira
Editora
AO LIVRO TÉCNICO S.A
Indústria
e Comércio
Río
de Janeiro – RJ / 1984
«Es
necesario crear
una
nueva forma de pensar»
Einstein
El 14 de marzo de 1879, nacía en Ulm,
pequeña ciudad alemana a orillas del Danubio, un niño con la cabeza tan grande
y angulosa que preocupó, considerablemente, a sus familiares. El bebe, que el
médico garantizó ser un niño perfecto, recibió el nombre de Albert Einstein.
Era como si la Historia, estuviese uniendo
el nombre de Einstein – precursor de una nueva era – al de Kepler – artífice de
la época científica anterior – que muriera en la misma ciudad de Ulm, cuna del
mayor científico del siglo XX – el «Siglo de Einstein».
Las teorías «einsteinianas» provocaron
profundas modificaciones en la Física clásica y lo llevaron a conquistar el Premio
Nobel de Física, en 1921, por el Efecto
Fotoeléctrico descripto en la Teoría Fotónica de la Luz. Pero, antes que
nada, Einstein fue un hombre polémico. Aun siendo un pacifista, colaboró a la construcción
de la primera bomba atómica y, aunque creyese en Dios, reformuló las leyes que
eran consideradas eternas. Su infancia también no fue tradicional. Solo empezó
a hablar con tres años y escuchó de sus profesores la vana profecía: «Nunca serás
nada en la vida». Pero, una brújula que recibió como regalo cuando tenía cinco
años y el libro de la Geometría de Euclides, a los 14 años, despertaron en
aquel niño una profunda identidad, con las fuerzas del universo.
Seleccionamos, entre sus puntos de vista,
algunas consideraciones significativas, que transcribimos a continuación.
A un estudiante:
- No se preocupe con sus dificultades en
matemática. Puedo asegurarle que las mías son aún mayores.
Sobre
la humildad:
-
Cada persona seriamente empeñada en conquistas científicas se convence de que
existe de un espíritu que preside las leyes del universo – un espíritu muy
superior al del hombre y delante del cual nosotros, con nuestros modestos
poderes, debemos sentirnos humildes.
Los
placeres:
- No le doy ninguna importancia al dinero.
Condecoraciones, títulos y otras distinciones nada significan para mí. Tampoco
busco elogios. Las únicas cosas que me dan placer, además de mi trabajo, mi
barco a vela y mi violín, son la comprensión y el aprecio de mis colegas científicos.
Sobre el espíritu
de la ciencia
- Soy por naturaleza enemigo de las
dualidades. Dos fenómenos o dos conceptos que parecen diversos me ofenden.
Mi mente tiene un objetivo supremo: suprimir las diferencias. Actuando así, permanezco
fiel al espíritu de la ciencia que desde el tiempo de los griegos, siempre
aspiró a la unidad. En la vida, como en el arte, también es así. El amor tiende
a transformar dos personas en un único ser. La poesía con el uso perpetuo de la
metáfora que asimila objetos diversos, presupone la identidad de todas las cosas.
Caso
sus afirmaciones no se confirmasen:
- Entonces lamentaría por el buen Dios,
porque la teoría está correcta.
EINSTEIN
Y PIAGET
La concepción de tiempo, espacio,
velocidad, simultaneidad, (conceptos eminentemente físicos) varía a lo largo del
desarrollo del niño, de forma radical, como si en cada estadio del desarrollo el
niño asumiese la forma de un «Einstein» paleontológico. Una vez cuenta Piaget,
Einstein (después de oír una de sus conferencias) le pidió que investigase cómo
los niños conciben, sucesivamente, la simultaneidad y la velocidad. Cuando en otro
encuentro, Piaget le transmitió los resultados (que, por acaso confirman las
teorías einsteinianas), Einstein animado, comentó que la psicología era aún más
compleja que la física.
Esa transitividad de la forma de pensar
no fue ni siquiera incorporada por los psicólogos y educadores, de la misma
forma como la mayoría de los físicos y matemáticos no incorporaron aún la teoría
de la relatividad a su forma de pensar. Serían necesarios siglos para que la
humanidad digiriese las ideas de Einstein, en su día a día. Lo mismo sucedería,
en las ciencias humanas, con Jean Piaget, cuyo centenario ocurrió un poco antes
del año 2000 (nació el 9 de agosto de 1896, en Neuchâtel, en Suiza)
Abril, 1979
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