El Profesor Lauro de Oliveira Lima falleció el 29 de enero de 2013. Nosotros, familia, amigos, colaboradores y admiradores, continuaremos a publicar en este blog material extraído de su vasta obra, para que su mensaje pueda alcanzar a más y más personas y, quién sabe, elevar a la Educación a un nivel de excelencia y resultados efectivos en pro de nuestros niños y adolescentes.

Por una educación a través de la inteligencia y abierta para todos los posibles…

lunes, 13 de febrero de 2012

El Origen del Poder (Parte 1)






Nota: Este es un capítulo completo del libro "Os mecanismos da Liberdade", y debido a su extensión, será publicado en tres partes. Esta es la primera, y dando secuencia publicaremos las que completan el capítulo. Buena lectura de este tema interesante e importante que es el PODER, dentro de una visión particularmente bien desarrollada.





Capítulo 23
ORIGEN DEL PODER
“Os mecanismos da Liberdade” - Lauro de Oliveira Lima

 La supervivencia del organismo está garantizada por su capacidad de sustituir las pérdidas debidas a su funcionamiento y a su actividad adaptativa en relación a las variaciones del medio. Es del medio que el organismo retira la alimentación para la satisfacción de sus necesidades, de modo que  alimentarse implica modificar el medio y readaptarse. Es obvio, que todo organismo vivo posee el equipamiento necesario para sobrevivir como organismo autónomo o en simbiosis con otros organismos. Las relaciones de los organismos con el medio son siempre “antropofágicas”, incluyéndose en esta “antropofagia” los otros organismos vivos. Una forma de simplificar el problema de la asimilación es la siguiente: un organismo vivo está continuamente asimilando el medio en que vive.  Si la función asimilativa es invariable, las formas (estructuras, modelos) de asimilar varían de animal para animal y en el animal humano, de acuerdo con su nivel de desarrollo, como si el animal humano no fuese una especie concluida, un embrión en plena gestación. Esta actividad del organismo que, en cierto nivel, puede ser llamada “conocimiento”, cuando tomada en conjunto, se denomina comportamiento (del punto de vista económico, se llama trabajo). El comportamiento, que tiene un aspecto subjetivo denominado conciencia o vida mental, por lo tanto, es la estructura actual de la función de asimilación del organismo. Estudiar el comportamiento implica estudiar las formas que la asimilación toma a lo largo del desarrollo y a través de la evolución.
 Ya vimos en otro capítulo que el comportamiento puede ser: (a) innato (“savoir inné”) o (b) aprendido: por imitación (hábito, automatismo) y por ensayo y error (inteligencia). El “objetivo” de la infancia es permitir que las nuevas generaciones aprendan, por imitación o por ensayo y error (invención y descubrimiento) los comportamientos necesarios para sobrevivir. En este período de aprendizaje, el organismo continúa protegido (como estaba en el útero) por los individuos adultos de su especie. Puede decirse que, en la infancia, el niño continúa, como el cachorrito del canguro, en la bolsa materna, en estado de gestación, exigiéndose que se construyan, en el cuerpo social, aparatos de protección y de estimulación del desarrollo de los niños (cada pueblo inventó un mecanismo diferente de gestación extra-uterina de los niños, siendo la más divulgada en Occidente, la familia). Si no tenemos en cuenta los problemas de alimentación y de crecimiento físico, la función principal de la infancia es la adquisición de hábitos de comportamiento, entre los cuales el más relevante, evidentemente, es el lenguaje. Sólo recientemente Jean Piaget descubrió que esto no se resume apenas al crecimiento físico y a la adquisición de hábitos. Un proceso embriológico típico (de las neuronas y mental) continúa a existir en el niño, proceso que puede continuar activo  hasta casi la edad adulta. Este proceso no se realizó en el útero, porque depende, fundamentalmente, de interacciones con el medio  general y físico y con este medio especial y restricto que es el medio sociocultural. No nos referimos a las adquisiciones de los comportamientos comunitarios, aunque la adquisición de algunos dependa de la embriología a la que nos estamos refiriendo. Se trata de la progresiva operacionalización del pensamiento, operacionalización que implica modificaciones radicales en las formas de comportamiento a través de la adquisición de estructuras formales progresivamente más complejas.
  Cuando el comportamiento es inteligente, varía en su nivel  de operacionalidad de acuerdo con el desarrollo del individuo, pudiendo alcanzar el nivel formal en que las asimilaciones se transformaciones virtuales. La selección natural elimina todos los organismos que no poseen o que dejan de poseer equipamiento suficiente para la supervivencia. Si los individuos que no completaron su desarrollo no fuesen protegidos por los adultos de su especie, serían eliminados como especímenes deficitarios. Como la ecología es un proceso de equilibración en permanente cambio (más o menos lento o catastrófico), la supervivencia del organismo vivo depende de su capacidad adaptativa, capacidad representada  fundamentalmente por la inteligencia (“capacidad de construir nuevas estrategias de comportamiento” - Jean Piaget). La supervivencia incluye no sólo la capacidad para alimentarse (sustitución de las pérdidas y adquisición de material para seguir adelante), sino también la aptitud para defenderse contra las hostilidades del medio. Sin referirnos aquí a la posesión de los mecanismos de procreación y de creación que se refieren a la supervivencia de la especie. Todo lo que forma parte de la supervivencia debe evidentemente ser controlado por el organismo, porque puede comprometer su supervivencia  por ser un proceso aleatorio. Como vemos, es del interés estricto de la conservación de la vida que todo organismo no disponga de todos los medios necesarios para sobrevivir, sino que ejerza los actos necesarios a esta supervivencia, aún contra los intereses de los otros organismos. Siempre que el individuo  superpone otro interés al mecanismo básico de su supervivencia… se debe indagar qué ocurrió en el funcionamiento normal del organismo.
 Observando individualmente, cualquier animal, nos parece preocupado exclusivamente con la propia supervivencia, incluyendo los otros individuos de su propia especie, lo que es muy comprensible, porque de otra forma el propio proceso vital como un todo, podría correr el riesgo de extinción. Cada organismo se comporta como se fuese una única célula viva en el universo y como si el  universo todo estuviese al servicio exclusivo de su supervivencia. Evidentemente el universo de cada animal corresponde a la extensión de su capacidad de manipulación del medio. De esta forma, cada ser vivo “devora” implacablemente todo lo que le es necesario para sobrevivir, sin ninguna consideración “ética”. En ese sentido, la ética es una invención humana para mascarar y hacer con que sobreviva su feroz antropofagia, porque las reglas morales son apenas formas de protección de la invulnerabilidad de nuestro ego. Es nuestro egoísmo que impone a los otros las reglas de respeto mutuo: nuestra adhesión a un código moral se debe a las ventajas que eso nos proporciona. Es a partir de este cuadro biológico básico que se debe analizar el comportamiento humano: esencialmente, cada organismo se esfuerza por asimilar todos los elementos circunstanciales que satisfacen sus necesidades, porque, de otra forma pondría en riesgo su supervivencia y la continuidad del fenómeno vital.
 Transponiendo este cuadro para el fenómeno político, se puede decir que cada organismo tiene poder sobre todo de aquello de lo cual depende su supervivencia, evidentemente, en condiciones normales, porque puede suceder una catástrofe o haber una modificación ecológica. La capacidad de actuar en términos de su propia supervivencia es más o menos innata en los animales. Ya vimos que el hombre, al contrario de los animales, no tiene comportamientos hereditarios, ni fue fabricado para determinada ecología; crea no sólo sus comportamientos, sino que controla y construye su ecología. Así, el hombre es, al mismo tiempo, entre los animales, el más indefenso en su origen y el más poderoso en el proceso de supervivencia, porque es capaz de fabricar nuevas  estrategias de comportamiento y modificar la ecología, porque no es un animal “especializado”. No teniendo comportamientos innatos, puede ser víctima de cualquier agresión del medio y, siendo capaz de inventar su propio comportamiento y construir su propia ecología, es prácticamente invulnerable a las agresiones del medio. Aquí vemos la importancia de la “educación” del hombre: la educación es precisamente el mecanismo de creación de condiciones para que el hombre desarrolle todas sus posibilidades de construcción de los más complejos y más variados comportamientos, de crear la ecología más adecuada a sus necesidades. Este problema es tanto más grave cuando más el hombre se desarrolla y cuando más se modifica la ecología (cultura). Una educación por el hábito sería fijar para siempre un tipo estereotipado de cultura y de comportamiento, lo que reduciría al hombre a un animal cualquiera con comportamientos hereditarios estereotipados y adecuados apenas a determinada ecología … El hombre tiene un alimento específico, pudiendo desarrollar los más sofisticados tipos de hambre. Puede, por ejemplo, desarrollar la necesidad de oír Bach, que es una necesidad (hambre) que sólo se presenta si el individuo consigue evolucionar para estados muy elevados de desarrollo. Así, toda la naturaleza puede ser, eventualmente, alimento para el hombre.
 El hombre es el sujeto para el cual toda la realidad es objeto. Si su comportamiento puede construir las más variadas estrategias, es imprevisible  a qué tipo de “objetos” estas estrategias se aplicarán. La “necesidad” que los adolescentes tienen de luchar unos con los otros, fenómeno que sucede también con algunas especies de animales, debe provenir de ese exceso de estrategias disponibles que sólo tienen ese medio de satisfacerse. Todo esquema adquirido pasa a ser una necesidad que debe ser satisfecha (“hambre de estímulos”, según Jean Piaget). El hombre altamente desarrollado puede asimilar, real o virtualmente, todo, incluso otros hombres. Entonces, asimilar, manipular el objeto es apoderarse (la posesión puede ser virtual, caso en que se denomina conocimiento). El conocimiento es una especie de dominio ejercido por el hombre sobre la “naturaleza”).

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