El Profesor Lauro de Oliveira Lima falleció el 29 de enero de 2013. Nosotros, familia, amigos, colaboradores y admiradores, continuaremos a publicar en este blog material extraído de su vasta obra, para que su mensaje pueda alcanzar a más y más personas y, quién sabe, elevar a la Educación a un nivel de excelencia y resultados efectivos en pro de nuestros niños y adolescentes.

Por una educación a través de la inteligencia y abierta para todos los posibles…

miércoles, 31 de diciembre de 2014

Profesor, especie en extinción (1ª parte)

Libro: TEMAS PIAGETIANOS
Lauro de Oliveira Lima
EDITORA AO LIVRO TÉCNICO S.A
Indústria e Comércio
Río de Janeiro – RJ / 1984
Profesor, especie en extinción (1ª parte)

Con el descubrimiento de la prensa, comienza la extinción de la función del profesor
- ¿El profesor del futuro será un casete? – El programa es síntoma de arcaísmo- ¿La pelota o el juego? – ¿El contenido o la operación? – Motricidad y el grupo de desplazamiento – Los paidagogos griegos y el magister ludi romano – La memoria de la inteligencia
         La tendencia general del desarrollo tecnológico es sustituir la actividad humana por máquinas. Si es así, ¿podemos prever que la función del magisterio será sustituida por circuitos de televisión? Cuando se lanzó en el mercado la máquina fotográfica, la arqueológica pintura al natural, perdió toda su funcionalidad, como la profesión del copista (escriba) fue extinguida por la prensa de Gutenberg. La introducción de una computadora en un banco, por ejemplo, elimina una decena de funciones tradicionales (el contable está perdiendo terreno a ojos vistas). El mes pasado, en Ceará, vi cuarenta mil alumnos regulares recibiendo clases en sus salas, las cuales se originaban en una estación de televisión. Cada clase tiene un orientador especialista en dinámica de grupo que estimula a los alumnos para que realicen las actividades sugeridas por la televisión, con el agravante de que las clases funcionan, en perfecto orden, cuando el orientador falta.

HISTÓRICO
         El paidagogos, en la Grecia heroica y en la Roma Imperial, era el esclavo que (como la canguro de nuestros días) paseaba con el niño y lo llevaba a la escuela, enseñándole etiqueta. El maestro (magister ludi) tenía como función, en un primer momento (trivium), enseñar el manejo de la lengua (gramática, retórica y dialéctica) y, en un segundo momento (quadrivium), ejercitaba al niño en el cálculo y en las artes matemáticas (aritmética, geometría, música y astronomía), actividades, hoy, típicas del jardín de infancia. Con la llegada del cristianismo, las escuelas (rarísimas) comenzaron a funcionar en conventos y parroquias, orientadas para la catequesis (modalidad escolar que los jesuitas, con atraso de algunos siglos, trajeron para Brasil), con la institución de las universidades (alrededor del año 1000), la función del magisterio se confundió con la del lector (aquel que sabía leer los manuscritos cuyo contenido los alumnos analfabetos precisaban aprender).
         En este momento, se detuvo la evolución de la función del maestro. Los profesores no se enteraron del descubrimiento de la prensa (divulgación en masa de los manuscritos archivados en las universidades) ni de la generalización de la alfabetización (dispensando, por lo tanto, el servicio precioso de los lectores). Aún hoy los profesores se comportan como si los alumnos fuesen analfabetos y como si los libros no estuviesen disponibles. La clase expositiva denominada, también, clase de salivación es muy común. Este tipo de profesor es un fósil, una especie en extinción. Si la función del profesor es exponer determinado contenido (informar), conseguimos esto, con más eficiencia, a través de un pequeño banco de casetes. La función de informar ya no es una tarea del profesor, sino de los libros, de la radio, de la televisión, de la computadora, de la máquina de calcular, del banco de datos, etc. Difícilmente, el profesor puede competir con estos modernos instrumentos de difusión de conocimiento, sobre todo, porque estos instrumentos pueden captar la información en el más alto nivel disponible y alcanzar, instantáneamente, a millones (satélites artificiales). La clase conferencia, hoy solo se justifica para las grandes síntesis (clase de sapiencia) y los simposios (comunicación de información aún no disponible en los bancos de datos). Es la especialidad de las vedetes intelectuales encargadas de agitar la inercia de los centros de transmisión de conocimientos. (Continúa…)
Octubre, 1978 


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