El Profesor Lauro de Oliveira Lima falleció el 29 de enero de 2013. Nosotros, familia, amigos, colaboradores y admiradores, continuaremos a publicar en este blog material extraído de su vasta obra, para que su mensaje pueda alcanzar a más y más personas y, quién sabe, elevar a la Educación a un nivel de excelencia y resultados efectivos en pro de nuestros niños y adolescentes.

Por una educación a través de la inteligencia y abierta para todos los posibles…

sábado, 4 de mayo de 2013

La furia escolar de la alfabetización


No hay suficientes neuróticos – La industria de los métodos de lectura –Los extraños nombres de las letras – Pánico en las clases de alfabetización – ¿Quién lee periódicos en Brasil?
    Toda la organización y la planificación del preescolar y del curso elemental (primario) giran alrededor de la alfabetización. Pero, la alfabetización (lectura y escritura) es un instrumento artificial, empírico, arcaico y de alta complejidad matemática (se basa en permutas y combinaciones de letras y sílabas, mecanismo mental que solo madura en los niños de edad avanzada, casi no umbral de las operaciones abstractas). Jamás se indagó qué procesos mentales están en curso en la psicogenética de los niños de seis/siete a diez/once años, período en que la escuela intenta de todas las formas, utilizando los más extraños métodos, alfabetizar a los niños.
    La inversión en alfabetización de niños es ociosa, perdularia y demagógica.
    La comprensión del código de la escritura/lectura exige alto nivel de desarrollo mental (un adulto, normalmente desarrollado, puede aprender este código en algunas horas). Si después de alfabetizado, el niño dispusiese de bibliotecas, libros, periódicos, revistas, etc., la alfabetización le abriría un maravilloso mundo de informaciones. Pero, no disponiendo de estos recursos, el niño no crea el hábito de lectura, consiguiendo llegar al posgrado sin ni siquiera leer un libro, sin acompañar los acontecimientos por la prensa, sin penetrar en el mundo de la literatura (la revista popular con mayor número de ejemplares publicados en Brasil no consigue vender 500 mil ejemplares, para una población de 120 millones de individuos). Hoy, más privilegiados que hace 50 años, los niños disponen de medios de información abundantes, que dispensan, totalmente, la lectura. Es el caso de los discos, cintas magnéticas, cine, televisión, entre otros...
¿En qué edad, finalmente, debe enseñarse a los niños el poco inteligente know-how de la alfabetización? Hay dos aspectos que deben considerarse. 1) ¿en qué edad la lectura es un instrumento indispensable para la progresión intelectual? 2) ¿en qué edad los niños son capaces de manejar los mecanismos matemáticos de las permutas y combinaciones? Importante, también, es saber si la escuela consigue crear hábitos de lectura, sin lo que todo el esfuerzo masacrante de la alfabetización es inútil. Basta observar la regresión que se verifica cuando el know-how no se utiliza: los niños que pasan uno o dos años en las escuelas y no consiguen dar continuidad al aprendizaje son candidatos a la                “des alfabetización”. Como se ve, reina inmensa confusión en torno a la alfabetización de los niños, tal vez porque todo se hace empíricamente, a través de técnicas consideradas mágicas (¡no hay base científica en los métodos empleados... y son centenas!).
¿Dónde encontrar bibliotecas para los 20 millones de niños, que el Gobierno dice estar matriculadas en el curso primario?
Todo comienza con la enseñanza del alfabeto (la convención más absurda, aleatoria y pleonástica que la humanidad ya creó). Les enseñan a los niños que la grafía F se llama efe, H se llama “hache’’. Cuando el niño ve la palabra HOJA, tiende a leerla con los nombres de las letras que le enseñaron, y tenemos: Hache/O/Jota/A... ¿Es posible adivinar como se lee HOJA? En general, los niños que aprenden los nombres de las letras presentan inmensa dificultad para aprender a leer, hecho que los alfabetizadores parecen no notar. Es raro el alfabetizador que observa que el código de la escritura es una permutación/combinación de letras y de sílabas. Una vez percibido (comprendido) el código, resta memorizar las convenciones gráficas. Hoy se sabe que existe un método de alfabetización para cada nivel mental (los niños preoperatorios aprenden a leer a través de gestalten, por ejemplo; los adultos de Paulo Freire aprendían a leer en 40 horas)...
Hay niños que precisan tres a cuatro años para alfabetizarse. Paulo Freire garantiza que alfabetiza en 40 horas.
Es lamentable la masacre de los niños en la furia de hacerlos aprender los diferentes sonidos de la ‘’X’’. Lamentable, también, la profunda frustración de las maestras que no consiguen enseñar a los niños a leer. El resultado es que se desperdician años seguidos con el esfuerzo vano de alfabetización, en detrimento de la estimulación de los procesos mentales operatorios. Probablemente, la “furia escolar de la alfabetización’’ deriva del hecho de que los maestros solo imaginan la actividad escolar a través del binomio lectura/escritura. Realmente, qué haría un maestro común, tradicional, se no contase con la capacidad de lectura/escritura de sus alumnos. Una buena prueba, de la capacidad pedagógica sería verificar si el maestro es capaz de “dar clase’’ (sic) sin usar estos recursos. El desarrollo de la inteligencia no está relacionado con la lectura y la escritura. Debemos parar y reexaminar la alfabetización. Debemos enseñar a los maestros un mínimo de psicogenética. ¿Por qué no colocar en las escuelas un especialista en el desarrollo intelectual de los niños (un psicogeneticista)? Sería un inmenso mercado de trabajo para los psicólogos que no encuentran suficientes neuróticos.

Lauro de Oliveira Lima
Temas Piagetianos - Editora Ao Livro Técnico
Junio, 1981

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